★{ Un alma como la tuya }★💜NxUzi💛 MD.AU

08. Banquete (2/2)

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Estaba claro que N no estaba del todo cómodo, y su brazo alrededor de mi cintura lo demostraba. Su agarre era firme, casi posesivo, algo que intentaba ignorar mientras el bullicio del salón de baile nos envolvía. Hice una broma para romper la tensión, pero mi risa se sintió forzada, nerviosa.

—Parece que he atraído a varios admiradores esta noche —dije, buscando aligerar el ambiente. N me lanzó una mirada de reojo, con esa sonrisa torcida que me hacía sentir que estaba a punto de decir algo que no iba a gustarme.

—Y parece que disfrutas que te busquen —respondió con una pizca de sarcasmo. Su tono era ligero, pero el brillo en sus ojos me decía otra cosa, algo más serio que intentaba ocultar tras esa máscara de indiferencia.

Arqueé una ceja, girándome para enfrentarlo. No me gustaba que N creyera que podía controlarme de esa manera, así que decidí provocarlo un poco.

—¿Y a ti qué te importa? —repliqué, cruzando los brazos, desafiándolo con la mirada. Sabía que estaba jugando con fuego, pero no podía evitarlo. Me gustaba ver hasta dónde podía llegar.

N inclinó la cabeza, acercándose lo suficiente como para que su voz fuera un susurro que me erizó la piel.

—Me importa, Uzi, porque eres mía —dijo, casi como si fuera una broma, pero había algo en su mirada, algo que me hizo tragar saliva. No sabía cómo responder. Sus palabras resonaban en mi mente, confundiendo mis pensamientos.

Lo empujé suavemente, intentando disimular el rubor en mis mejillas.

—Eso fue... extraño, N —murmuré, sintiendo que mi corazón latía un poco más rápido de lo normal. No estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios, y menos viniendo de él.

Él solo se encogió de hombros, sonriendo como si nada hubiera pasado, disfrutando de mi desconcierto. Justo en ese momento, otro chico se acercó, interrumpiendo nuestra conversación. Tenía el cabello castaño y parecía tímido, casi adorable en comparación con los demás.

—Perdón por interrumpir —dijo el chico, nervioso—. Solo quería preguntarle a la señorita si le gustaría bailar conmigo antes de que termine la noche.

Lo miré sorprendida, pero no de forma incómoda. Era diferente, no como los otros que habían sido demasiado insistentes. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, N ya había intervenido.

—Es un momento privado, chico —dijo N, con un tono más frío de lo necesario—. La señorita ya ha tenido suficientes distracciones por esta noche.

El pobre chico se sonrojó y bajó la mirada, visiblemente avergonzado. Sentí una punzada de culpa.

—Gracias por la invitación —le dije con una sonrisa, intentando suavizar el rechazo—. Tal vez la próxima vez, ¿sí?

El chico asintió rápidamente, alejándose con una sonrisa tímida. Mientras lo veía desaparecer entre la multitud, suspiré y miré a N con reproche.

—No tenías que ser tan frío con él —le dije, cruzando los brazos—. No todos son tan molestos como crees.

N solo se encogió de hombros otra vez, manteniendo esa expresión que me hacía sentir que nunca sabría lo que estaba pensando realmente.

—Quizás no todos, pero no pienso compartir tu atención con nadie más, Uzi —dijo, como si fuera lo más normal del mundo. Había una mezcla de irritación y algo más profundo en sus palabras que no sabía cómo manejar.

Decidí no responder, el silencio se instaló entre nosotros mientras observábamos cómo la noche continuaba. Las parejas seguían bailando, sus cuerpos cerca, sus miradas conectadas. Algunos comenzaban a retirarse, mientras otros aprovechaban los últimos momentos de la velada.