𝐉𝐨𝐲𝐚 𝐝𝐞 𝐟𝐮𝐞𝐠𝐨 | Siglo Magnífico

33

  Mehmet por alguna extraña razón u otra se había levantado en la madrugada. Esa noche se había quedado en los aposentos de Alev ya que no quería dejarla sola y así mismo ordenó traer una cobija debido a que ya estaba haciendo frío, se acercaba el invierno.

Vio que Alev no estaba en la cama, se levantó con cuidado viendo que Esra y Murad estaban dormidos en sus cunas hasta que vio una silueta sentada en el diván, supo que era su amada.

── Alev...

── Mehmet. ── susurro volteándose, llevaba una bata azul marino por encima de su camisón blanco que resaltaba ligeramente su vientre. Su cabello plateado estaba despeinado con su rostro hinchado de llorar  ──. Perdón si te desperté.

── Está bien, me preocupaste mucho ya que está haciendo frío y no quiero que te congeles.  ── se sentó a su lado con cuidado  ──. ¿Porque llorabas mi hermosa joya?, no me gusta verte asi.  ── aseguro.

── Es que...siento que no estoy siendo una buena madre para mis niños.  ── susurro Alev sintiendo las lágrimas cayendo devuelta por sus mejillas  ──. Siento que no estoy siendo buena madre.

── Joya mía, no digas eso. Eres una excelente madre.  ── Mehmet se acercó limpiando las lágrimas de su amada, le dolía verla así  ──. No llores, estás haciendo un buen trabajo. También llevas en mi vientre a nuestro hijo o nuestra hija que merece todo nuestro amor, no llores, no me gusta verte así.  ── murmuro ──. Eres la mejor madre sin duda alguna.

── Gracias Mehmet.  ── Alev sonrió inconscientemente limpiando sus lágrimas levantándose──. ¿Nos vamos a dormir de nuevo?, acurrucados.

── Si. Es mejor volver a dormir, tienes que descansar y mucho.  ── Mehmet se levantó para cargarla llevándola a la cama para acostarla con cuidado, haciendo lo mismo quedando acurrucados ──. Descansa joya mia.

── Igualmente.