Era conocida como la joya de fuego del sultán, la joya del príncipe. Conocida por su cabello como la nieve y ojos como el mar. Lo que empezó como una amistad, acabó en un amor duradero.
Ella es Alev Zaniah Sultan, la joya de fuego del Imperio, espos...
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Principios de 1550.
Siete largos años habían pasado, muchas cosas habían ocurrido y sucedido. Manisa había prosperado sobrepasando el resto de provincias de todo el Imperio, todo gracias al trabajo del şehzade Mehmet desde que llegó a la provincia.
No solo eso, también era considerado el heredero adecuado para tomar el trono en caso de que su padre el sultán Süleyman falleciera, sobrepasando a su medio hermano Mustafá.
También su familia había crecido, había recibido a más concubinas pero tenía a sus favoritas, en medio de siete años había tenido ocho niños: cinco sultanas y tres şehzades. Sus hijos crecían sanos y fuertes.
── Ayla. ── entro en los aposentos de su favorita de origen coreano quien llevaba un vestido verde oscuro con un suave chaleco plateado que resaltaba suavemente su vientre.
── Mehmet. ── Ayla sonrió levemente acariciando suavemente su vientre ──. Veo que viniste de visita.
── Así mismo. ── sonrio al ver a sus pequeños llegar ──. Mis príncipes. ── se agachó para que pudieran abrazarlos.
Evren Sultán era la mayor con apenas ocho años, seguidos de Karim y Levent de siete, Farah de 5, Miraç de 4 y Dalila de 2. Los pequeños habían heredado los rasgos coreanos de su madre igual que su belleza.
── Esperemos que Allah mediante este hijo que llevas en tu vientre heredé mis rasgos. Sino voy a tener más niños de rasgos achinados.
── Eso esperemos. Heredaron lo mío. ── Ayla rio levemente ──. Aunque no dudo también en eso, que pueda heredar tus rasgos. ── comentó con una sonrisa.
── También te tengo buenas noticias. Pasaremos un tiempo en Estambul ya que mis padres quieren ver a sus nietos. ── aseguro el şehzade besando la frente de la joven ──. Me tengo que retirar a terminar unos asuntos. ── sonrió para luego irse.
