-Sí -dijo-. Todo debe estar equilibrado. La naturaleza está equilibrada. Los animales viven en armonía. Los humanos no han aprendido a hacerlo. Continúan destruyéndose a sí mismos. No hay armonía ni concierto en lo que hacen. Es tan diferente en la naturaleza... La naturaleza está equilibrada. La naturaleza es energía y vida... y restauración. Y los humanos sólo destruyen. Destruyen la naturaleza. Destruyen a otros seres humanos. Con el correr del tiempo se destruirán a sí mismos.
La predicción resultaba amenazadora. Puesto que el mundo estaba constantemente en caos y torbellino, yo deseé que eso no ocurriera pronto.
-¿Cuándo ocurrirá? -pregunté.
-Ocurrirá antes de lo que todos piensan. La naturaleza sobrevivirá. Las plantas sobrevivirán. Pero nosotros no.
-¿Podemos hacer algo para evitar esa destrucción?
-No. Todo ha de estar equilibrado.
-¿Ocurrirá esa destrucción estando nosotros con vida? ¿Podemos evitarla? -No ocurrirá en nuestra vida. Cuando ocurra, nosotros estaremos en otro plano, en otra dimensión, pero la veremos.
-¿No hay manera de enseñar a la humanidad? -Yo insistía en buscar una salida, alguna posibilidad de mitigar aquello.
-Se hará en otro nivel. Nosotros aprenderemos de eso.
Me volví hacia el lado positivo.
-Bien, entonces nuestras almas progresarán en diferentes lugares.
-Sí. Ya no estaremos... aquí, tal como conocemos esto. Lo veremos.
-Sí -concedí-. Siento la necesidad de enseñar a la gente, pero no sé cómo llegar a ella. ¿Hay una vía o tendrán que aprender por sí mismos?
-No se puede llegar a todo el mundo. Para evitar la destrucción es preciso llegar a todos, y no se puede. Esto no se puede detener. Aprenderán. Cuando avancen, aprenderán. Habrá paz, pero aquí no; en esta dimensión, no.
-¿Habrá paz a su debido tiempo?
-Sí, en otro nivel.
-Pero parece tan lejano... -me quejé-. La gente parece ahora tan mezquina... Codiciosa, sedienta de poder, ambiciosa. Olvida el amor, la comprensión y el conocimiento. Hay mucho que aprender.
-Sí.
-¿Puedo escribir algo que ayude a la gente? ¿Hay algún modo?
-Tú sabes cómo. No tenemos que decírtelo. No servirá de nada, pues todos llegaremos al nivel y ellos verán. Todos somos iguales. No hay nadie más grande que su prójimo. Y todo esto son sólo lecciones... y castigos.
-Sí -asentí.
La lección era profunda y necesitaba tiempo para digerirla. Catherine guardaba silencio. Esperamos: ella, descansando; yo, absorto en las dramáticas declaraciones de la hora anterior. Por fin, ella quebró el hechizo.
-Las joyas han desaparecido -susurró -. Las joyas... han desaparecido. Las luces... se han ido.
-¿También las voces? ¿Las palabras?
-Sí. No veo nada. -Hizo una pausa. Empezó a mover la cabeza de un lado a otro -. Un espíritu... está mirando.
-¿Te mira a ti?
-Sí.
-¿Reconoces a ese espíritu?
-No estoy segura... Creo que podría ser Edward.
ESTÁS LEYENDO
Muchas vidas muchos maestros - Brian Weiss
SpiritualitéLa historia real de un psiquiatra, su joven paciente y la terapia de regresión que cambió sus vidas para siempre.