::::ADVERTENCIA::::
ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS SEXUALES AL INCICIO Y CERCA DEL FINAL.
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El dormitorio de Marcel estaba en penumbras cuando entraron. Brisa, tomada de su mano, se encontró con un lugar tan maravilloso como el resto del departamento: cama con dosel, veladores pulidos y brillantes, de estilo, y una lámpara de lágrimas. La luz de la habitación parecía dada por velas y su intensidad variaba según la danza de la llama. Sin soltarla, Marcel se sentó en la cama y ella se situó entre sus piernas. Él la abrazó por la cintura y deslizó su vestido, ansioso por lamer sus senos.
Briza cerró los ojos y se dejó acariciar, temblando de deseo. La saliva de Marcel la quemaba y ella solo deseaba que él la poseyera de una vez, con la idea de que él la completaría. Cuando su propio sexo pulsó por ser asaltado, ella tomó un poco de distancia de Marcel para quitarse lo que le quedaba de ropa, apoyó las rodillas en la cama y se sentó a horcajadas sobre él. Sin perder tiempo lo besó y acarició a su antojo, casi como si eso fuera algo que vinieran haciendo de toda una vida.
Atónito, Marcel pasó un par de segundos sin reaccionar. ¿De verdad eso le estaba pasando a él?
Si aquello era un sueño, maldito fuera el que lo despertara.
Impetuoso, se dejó llevar y besó a Brisa, recorriendo con su lengua el interior de su boca, en tanto deslizaba las manos sobre su espalda para percibir su suavidad. Sabía que tenía que darle tiempo, por la lubricación femenina y esas cosas que alguna vez su exesposa le explicó, pero llegó un momento en que sólo podía pensar en su miembro clamando por entrar en Brisa.
Antes de permitirse perder la cabeza, recostó a la joven y trató de recuperar el aliento. Él no había planeado nada de eso; el cielo sabía que todo lo que había querido era cambiarse la camisa y verse presentable para gustarle a ella, jamás pasó por su mente seducirla y llevarla a su cama, ¡mucho menos ser seducido!
Brisa le sonrió y él se lanzó al velador, rogando por algún condón. Encontró tres de la última relación que tuvo y rogó al cielo para que no estuvieran vencidos en tanto se ponía uno. Una nueva sonrisa de Brisa y Marcel mandó todo al demonio. Estaba tan fuera de sí cuando la cubrió con su cuerpo, que no le pareció un precio tan alto cargar con un hijo de por vida si a cambio podía darse el lujo de poseerla.
Brisa, escurridiza y riendo, besó su cuerpo y acarició su rostro con sus labios, e intentó moverse para montarse de él, pero Marcel se sintió un tanto incómodo. Otro día, en otra ocasión la dejaría hacer lo que quisiera, pero de momento tenía un objetivo claro y era entrar en ella.
Cambió de posición y apenas tuvo a Brisa quieta un par de segundos, la penetró. Ella se arqueó ante la intromisión y Marcel se dio cuenta de que, o era virgen, o hacía tiempo no tenía relaciones. Lo que fuere le hizo sentir especial, que ella lo había elegido. Una sensación machista, pero que le gustó.
—Espera... no tan rápido —pidió Brisa, poniendo una mano en su pecho.
Marcel se paralizó con esas palabras. Tenía un historial amatorio que no era de los mejores y pensó que había arruinado todo con su premura. Viejos fantasmas comenzaron a acecharle hasta que Brisa se estiró para besarle la punta de la nariz.
—Es mi primera vez contigo, no sabía que tú... Solo ve un poco más lento... —Ella comenzó a moverse para guiarlo—. Así...
—Disculpa —lamentó él—. No sé qué me pasó...
Brisa respiró de modo profundo, adaptándose a él.
—Está bien... tranquilo. Podemos hacerlo...
Ella puso una mano en su mejilla y conectó su mirada con la de él. Brisa se acomodó, movió las caderas y él la siguió. Se miraron a los ojos hasta que su ritmo se intensificó y el momento de bienestar y conexión fue reemplazado por un creciente placer. Brisa se arqueó hacia atrás y Marcel prestó atención a sus expresiones. Lo que sea que él hacía parecía gustarle a ella, y se concentró en seguir.
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Sintiendo Demasiado
RomanceA Brisa le encanta Marcel, abogado, pero tiene 3 cosas en contra: Él cree que ella miente, él no quiere volver a enamorarse, y ella tiene un severo trastorno mental que pondrá en jaque su vida y la poca relación que ha conseguido con él. Obra con es...