Liquidando cuentas.

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Lucian el vampiro fornido y enigmático, se encontraba en un dilema. Había decidido pagar la cuenta del hospital de Evan, el hermano de Amber, su novia vampira. Aunque su intención era noble, Evan no lo vio de la misma manera. En cuanto despertó y se dio cuenta de quién había pagado, la rabia lo invadió.

―¿Por qué estás aquí? —gritó Evan, levantándose de la cama, con la mirada llena de desdén ―. ¡Lárgate!

Lucian, consciente de que había cruzado una línea, intentó calmarlo.

―No estoy aquí para hacerte daño. Solo quiero ayudar.

Evan soltó una sonrisa amarga. Lucían era un poco culpable de su accidente.

Las palabras de Lucian cayeron en oídos sordos. Evan estaba realmente molesto. Intentó levantarse de la cama, pero sus piernas fallaron y cayó repentinamente. No entendía ¿cómo era posible que su cuerpo no respondiera del todo? . Se aferró a la cama con fuerza, pero le fue imposible levantarse.

Lúcian que había presenciado la escena se acercó para sostenerlo de la cintura y depositarlo de nuevo en la cama. Evan fue consiente de las cicatrices de los vidrios en sus piernas. Lo embargaba la idea de que no volvería a caminar. En eso apareció su doctor, calmando el ambiente

―Evan... No te alarmes. Tus piernas sufrieron daños en los nervios, pero podrás caminar pronto. Te presento a tus nuevas amigas. -Sacó unas muletas y las recargó en un mueble cercano a la cama de hospital

El chico cambió su expresión a una de alivio.

―Gracias por levantarme. -Dijo el muchacho sin mirar a Lúcian a los ojos.

El doctor salió de la habitación dejándolos solos.

Lúcian se quedó sentado en una silla mientras Evan jugaba con sus dedos. No intercambiaban palabras hasta que Lúcian decidió intentar disculparse

―No debí quitarte a tu hermana. Veo que es más que una hermana para ti..

―Es más mi madre que mi propia madre. – Respondió el muchacho. ―No quiero apartarla del mundo, pero tampoco quiero que se aleje de mi.

―Amber es una buena mujer a pesar de las adversidades encontrará la forma de volver a casa.

Lúcian utilizaba unos lentes de contacto para ocultar lo rojo de sus ojos, le pasaría ese tip a su chica para pasar desapercibida.

―¿Cómo conociste a mi hermana?

―La ví correr hace unos meses y me pareció muy guapa.

―Si, tiene muchos admiradores. Debes ser especial a ninguno le había hecho caso.

―Bueno  Soy una fuerza imparable, como una catástrofe inevitable.

―Sólo eres fuerte y varonil. - Soltó el muchacho y sin esperarlo comenzó a reir.

Pasó la hora de visita y Lúcian debía volver a casa, pero ya había liquidado el tratamiento y los días restantes de Evan incluidas las muletas.

―Fue grato volver a encontrarte.  

―Sé que esta molesta por lo que dije. Espero que se le pase pronto.

―Amber prometió cuidarte siempre. Estoy seguro de que molesta es un sentimiento opuesto a lo que en verdad siente.

Lúcian se marchó dejando al jovencito pensativo, sonrió, sintiendo que por fin había dado un paso en la dirección correcta. Comenzaba a entender a la persona más importante en la vida de Amber.

Susurros de sangre y asfalto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora