Amber llegó a una casa en medio del bosque. Era una cabaña bastante elegante con grandes ventanales y calefacción.
―Así que vives alejado de todo el pueblo. – Dijo de pronto.
―Siempre me ha gustado mi privacidad. – La bajó lentamente frente al letrero de bienvenida de la casa.
―Tal vez esté un poco desordenado, pero creo que te encantará tu habitación
Hace 80 años Lucian se había enamorado de otra humana a la que había convertido, pero la historia no había acabado bien. Rebecca era una chica pelirroja que amaba el descontrol y tenía serios problemas al consumir sangre humana. Masacraba a decenas de personas por eso Lucian tuvo que alejarse de la ciudad.
No era fanático de las personas, pero le tenía un poco de respeto a la vida humana. Rebecca había sido exterminada por un cazador diestro llamados Mateo y Lúcian prefirió estar en el anonimato para no ser descubierto. Después de todo Rebecca se había convertido en un problema.
―Llevamos varias horas de conocernos y aún no sé tu nombre. – Dijo la rubia cruzando los brazos en señal de molestia.
―Bueno hasta te has dejado besar por mi y tampoco sé el tuyo. – Dijo en un tono divertido para romper la tensión. ―Soy Lúcian a secas. – Dijo inclinándose levemente a modo de reverencia.―Amber Alcalá
El sonrió mostrando sus filosos colmillos.
―Es un placer señorita Alcalá.
Empezó a subir los peldaños
―Vamos te llevaré a tu recámara. -Dijo mientras seguía subiendo. Amber subía los escalones de dos en dos para alcanzarlo.Llegaron a la antigua habitación de Rebecca un cuarto pintado de morado con un tocador blanco bastante iluminado y un pequeño librero con libros clásicos .
―Siempre puedo cambiarla a tu estilo si no te gusta el color. – Expresó al ver la mueca de la joven―Tal vez un tono gris sea más mi estilo. – Expresó la chica. ―Sé que mi vida ya no va a ser como antes, pero estoy hecha para correr; ¿hay alguna forma de que vuelva a montarme a una moto?
Lúcian sonrió
―De hecho planeo emprender un pequeño viaje en carretera a recorrer Madrid. Creo que los vehículos te encantarán
Lúcian la dirigió a la cochera y le mostró dos motocicletas negras que estaban en reparaciones. Tenía varias herramientas regadas en el piso.
―Solo me faltan unas refacciones. En uno o dos días podremos emprender la aventura. Tienen un compartimiento para una hielera con sangre. Estaremos bien en cuanto te controles claro. Los primeros días es difícil no clavarle el diente a alguien. – Dijo con bastante calma
―¿O sea que solo querías compañía?
―Morderte era la única forma de que no me temieras. Te prometo que tu vida será más interesante ahora. La inmortalidad es una bendición si sabes aprovecharla. -Dijo mirándola a los ojos.
―Suenan bien esas vacaciones, ¿pero que hay de mi familia?. Apuesto a que están buscandome ahora.
―Amber, ahora yo soy tu familia. Así que tienes prohibido recordar a la antigua.
La rubia sintió un poco de pesar por su hermano. Estaba muy apegada a él.
Evan miraba por la ventana, su mente era un torbellino de pensamientos oscuros. Su hermana, Amber, había desaparecido tres días atrás, y cada hora que pasaba sin noticias la hacía sentir más lejana. La policía había buscado, pero sin pistas, el caso se enfriaba.
Decidido a encontrarla, Evan hizo una publicación en su tablero de Motors Bikers una red social que seguía de cerca a corredores aficionados y entrenados. Tal vez alguien había visto algo extraño el día en que ella desapareció. Quería pensar que la chica había escapado de sus obligaciones montando un teatrito así que pensaba que pronto la encontraría en un vídeo montada en la moto de un extraño y ciertamente lo hizo.
Apretó su puño con rabia mientras soltó un puñetazo en la pared. Estaba dando un recorrido por el "sendero de las sombras" un lugar muy conocido en España junto a un fornido tatuado
―Mañana mismo te traeré de vuelta teatrera. Solo me haces preocupar en vano.
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Susurros de sangre y asfalto.
VampirNo robaría a la mujer de su hermano. En primera porque amaba mucho a su hermano y en segunda porque una nueva vida se estaba gestando en esa mujer. Cualquier intento de Amber de acercarse solo sería para protegerla a ella. A la portadora del pequeño...