Amber estaba en casa lavando algo de ropa. Había decidido que darse porque se ponía nerviosa rodeada de tanta gente. Lucían le informó por mensaje que su hermano utilizarían muletas y ella sonrió aliviada. El permanecería en cama unos dias, pero después nada podría pararlo.
Amber escuchó el sonido de una piedra impactar contra el vidrio de la casa de Lúcian. Todo paso tan rápido de pronto se sintió asustada. Alguien con una apariencia flacucha y emo entraba con pasos firmes. Era un hombre con una ligera barba que se sorprendió al verla.
―Tú no eres Lúcian, pero apuesto que sabrás donde encontrarlo. -Amber se hizo hacia atrás por instinto y aquel hombre le lanzó una red gigante bañada en ajo. Amber se retorció dentro de la trampa y sintió tanto miedo por lo que podría pasarle. ―Niña mía. Soy Mateo un cazador de colmilludos como tú. Espero que creas en Dios porque pronto lo conocerás. Sacó una estaca y se acercó peligrosamente al lado izquierdo de Amber. Amber derramó una lágrima de impotencia.
El filo de la estaca amenazaba con atravesarla, estaba a milímetros de su piel cuando Lúcian hizo una aparición triunfal.
―Sabía que tarde o temprano me encontrarías y he estado preparándome para ello. El cuerpo de Lúcian había sufrido notables modificaciones. Ahora era fuerte y fornido.
―Esos músculos de esteroides no me atemorizan Lúcian. Para mi sigues siendo el mismo debilucho. Mateo ignoró a Amber para correr directo a Lúcian
El vampiro puso su brazo como escudo. Mientras no le atravesara el corazón él seguiría con vida. Amber movió su cuerpo hasta llegar a un objeto filoso con el que pudiera cortar la red.
Había encontrado un viejo desarmador en el piso y lo utilizó para cortar la red. Su cuerpo estaba lleno de quemaduras ligeras y estaba debilitada. Trató de pararse, pero le fue imposible. Sentía mucho malestar
Lúcian seguía luchando con Mateo.. Se movía ágilmente hasta que lo hizo tropezar y golpearse la cabeza. Amber percibió el olor de la sangre… era diferente un poco más llamativa que la de una persona normal
―Amber, ¡detente ahí!. Su sangre está maldita… Es un cazador, su sangre solo elimina vampiros. Ha matado a cientos que han querido probarlo.
Amber huyó al bosque porque no podía contenerse. Lúcian que tenía más autocontrol en un ágil movimiento le quitó la estaca al caza vampiros. Lo miró a los ojos con detenimiento. Sabiendo que sus pleitos de años pasados acababan aquí
―¿Qué se sintió no poder salvar a Rebecca? ¿Aún te culpas por ello?. – Dijo como últimas palabras el cazador. ―Te aseguro que sufrió demasiado. Sonrió con malicia para provocarlo.
Lúcian no se dejó influenciar por las palabras
―La amaba, pero era un peligro andante. -Dijo antes de atravesarlo con su propia estaca.
Mateo que era un ser diferente. Al ser atravesado su cuerpo se volvió polvo. Ahora sólo quedaban cenizas de aquel cazador que le había hecho pasar malos ratos.
Amber volvió cuando dejó de escuchar el latido del corazón de Mateo. Habían sobrevivido a una emboscada.
―Lamento no contarte que tenemos enemigos. Mateo era el último caza vampiros de la zona. Ahora somos libres. -Dijo el chico sintiendo felicidad porque había vengado a Rebecca y salvado a Amber
Amber lo abrazó, eso quería decir que podían permanecer en España un buen tiempo.
ESTÁS LEYENDO
Susurros de sangre y asfalto.
VampireNo robaría a la mujer de su hermano. En primera porque amaba mucho a su hermano y en segunda porque una nueva vida se estaba gestando en esa mujer. Cualquier intento de Amber de acercarse solo sería para protegerla a ella. A la portadora del pequeño...