Amber había tomado la carretera secundaria de la ciudad, aquella que era menos transitada para llegar a su antiguo hogar. Paró en el semáforo en rojo, repasando las palabras que iba a decir. Empezar con un “hola” no sonaba tan mal.
“Hola familia. Solo pasaba a saludarlos.-Sus palabras estaban llenas de mentiras, pero quería conocer a la bella pelirroja que había conquistado el corazón de su hermano.
Estacionó la moto en la calle frente al parque. Ciertamente había disfrutado la sensación del viento en su rostro y cabello. Se retiró los guantes y los guardó en la bolsa de su chamarra y sonrió a la persona que abriría la puerta
Dentro del apartamento la música de flamenco se detuvo. El hombre que la había criado se quedó recargado en el marco de la puerta
―Pero que agradable sorpresa. Ha pasado tanto tiempo. – Llevó las manos a su hija, atrapándola en un abrazo
―Papá no seas cursi. – Pidió Amber sintiendo el confort de aquellos brazos. Ya no le surgía el impulso de succionar sangre. Lo controlaba bastante bien.
―Vamos, pasa. Llegas a tiempo para la cena. Conocerás a la prometida de tu hermano, Evan.
Evan estaba a punto de cumplir los 18 años. Ya sería considerado un pequeño adulto.
En el sillón de la sala de estar, estaba una chica de cabello lacio y pelirrojo que llevaba un vestido largo de flores y exhibía en el cuello un collar con la letra “E” de Evan.
―Hola Amber. Soy Priscilla. Sonrió mostrando los perfectos hoyuelos de sus mejillas mientras estiraba la mano para tocar a la vampita. Amber pudo notar que la chica llevaba otra vida consigo al percibir los latidos débiles de un pequeño ser. La mujer aún parecía no saber que estaba embarazada
Evan se paró frente a Amber. No había olvidado su última conversación. Aquellas palabras lo atormentaban día con día.
―¿Y el afortunado Lúcian también se une a la fiesta?
Evan sospechaba que Lúcian también era un vampiro o un fanático de los colmilludos, pero había logrado agradarle con el tiempo
―Lúcian esta ocupado con las cuentas, pero aquí me tienes a mi, tu hermana preferida.
―Bueno… Te presento a mi futura esposa, Priscilla Espíndola, la sub-chef del restaurante encanto. Priscilla se puso un poco roja de la cara ante tanta atención.
Evan notó aquella mirada juzgona en los ojos de Amber. La diferencia de edad era cuestionable
―¿Cuál es el problema?. – Susurró llevándola al pasillo. -Ella no es como ustedes, si es lo que te preocupa.
―Nosotros no somos las únicas amenazas. Existen los cazavampiros. – Susurró Amber
―Te aseguro que lo único que ha matado mi novia es pollo para cena de hoy.
Amber volvió a la mesa en donde se servía la cena se excusó con que estaba inflamada por la comida tan condimentada de Lúcian para no probar bocado, pues ya no podía introducir ningún alimento en su boca. Terminaron la cena y comenzaron a jugar Jenga.
―Y dime Priscilla, ¿cómo conociste a mi hermano?
―Fue a comer a mi restaurante con unos amigos y me pareció adorable
Evan sonrió
―¿Y tú?, ¿Cómo conociste a tu novio?
Amber trató de no cambiar la expresión contenta por una seria.
―En el sendero de las sombras, durante el recorrido. -Mintió
―Si. He visto tus videos en carretera. Eres realmente buena. – Halagó la muchacha.
A amber no le gustaba escuchar de sus glorias pasadas. Sentía un poco de melancolía por haber abandonado las carreras
―Debo irme chicos. Fue una grata cena… Saluden a mamá de mi parte. Pidió la rubia
―Lo haremos. – Aseguró su papá. -Le agradará saber que viniste a vernos.
Se despidió de beso de su padre y hermano y de mano de su futura cuñada.
Salió de la casa pensativa... Pronto su familia tendría un nuevo miembro y ella deseaba ser parte de eso. Se montó a la moto y emprendió su recorrido de vuelta a Lúcian.
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Susurros de sangre y asfalto.
VampirgeschichtenNo robaría a la mujer de su hermano. En primera porque amaba mucho a su hermano y en segunda porque una nueva vida se estaba gestando en esa mujer. Cualquier intento de Amber de acercarse solo sería para protegerla a ella. A la portadora del pequeño...