Extraño cariño.

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Evan estaba un poco sorprendido porque Priscilla había cancelado su cita con él. Era ya de noche y el chico repasaba la lista de cosas sospechosas que había hecho su novia esta semana. Tan sólo eran dos, pero lo mantenían pensando en su futuro con ella.

Priscilla había sido una persona inesperada en su vida que de pronto le dió un significado a todo. Era su motor para superar los obstáculos del día a día, su bella acompañante, pero parecía no tener la confianza suficiente para hablar de ciertos temas como las finanzas o el futuro del restaurante.

Sospechaba que algo andaba mal porque su prometida siempre trabajaba horas extras.

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Priscilla dormía en la cama de Amber, estaban separadas por una almohada. La vampira podía escuchar su respiración relajada cada que cerraba los ojos. Ella ya no dormía, pero intentaba fuertemente pretender que si.

Sin duda Priscilla tenía un encanto magnético, su belleza, carisma y corazón la hacían un ser humano extraordinario. Ahora, Amber entendía aquel amor tan profundo que sentía su hermano.

En vida nadie sintió eso por ella. La necesidad de proteger y acompañar nunca había sido cubierta por ningún hombre hasta la llegada de Lúcian a su vida.

Aquel vampiro misterioso había hecho su propio hueco para introducirse entre empujones y mordidas en la vida de Amber. Ella no sabía que su apuesto acosador se había propuesto conquistarla y hacerla su novia vampiro.

De cierta forma Lúcian aún era anticuado porque buscaba a una acompañante eterna. Tenia fé en que el amor es posible para todo ser vivo sin importar su naturaleza 

Una pequeña sonrisa adornó la cara de Amber habían completado todas las bases del baseball aquella noche y aunque no lo hablaron al día siguiente sabía que dejaron atrás la etapa de ser compañeros de piso.

―Amber. – Susurró Priscilla con una voz muy fina. ―¿Puedo abrazarte?... Es que no puedo dormir sin sentir a tu hermano.

Amber asintió

Los fuertes brazos de Priscilla la rodeaban. A la vampira le gustaba aquel calor humano tan reconfortante. Cerró los ojos de nuevo, fingiendo que dormía, pero Priscilla le despertaba sentimientos raros.

Era un extraño cariño el que se estaba formando. Le parecía adorable y simpática… No quería ser ella, pero amaba estar junto a ella. Era como una buena amiga… Muy necesaria en tiempos difíciles y muy bendecida en los buenos.

Quizás le faltaban buenos amigos en esta nueva etapa de ser vampiro. La miró de reojo descansar. Sus facciones le causaban una admiración genuina.

En su adolescencia Amber había besado a una chica una vez...Nunca lo había comentado con nadie, pero las mujeres le interesaban incluso un poco más que los hombres.

No robaría a la mujer de su hermano. En primera porque amaba mucho a su hermano y en segunda porque una nueva vida se estaba gestando en esa mujer. Cualquier intento de Amber de acercarse solo sería para protegerla a ella. A la portadora del pequeño bebé de su hermano.

Así debia verla como una encubadora ambulante, pero ciertamente le provocaba sensaciones confusas que debía guardar en lo más profundo de su ser.
 

Susurros de sangre y asfalto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora