~CAPÍTULO TRECE~

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Visenya se encontraba en su habitación, preparándose para salir a su destino, vio por su ventana cómo Penthos reposaba en el patio cuando volteó a su puerta, Rhaenyra se encontraba parada mirándola. ''Hay algo de lo que debo hablarte a solas... Visenya''.

—Madre—Visenya se acercó a ella.—¿Qué ocurre?

—Es un secreto.—afirmó Rhaenyra sacando una elegante caja para enseñársela a su hija, una hermosa caja de oro con rubíes que se mantenía caliente, la dejó en la mesa.—Que Viserys me contó cuando me nombró su sucesora...—Visenya miró a su madre con curiosidad— Y ha pasado de rey a heredero.

La joven abrió la caja para sacar la hermosa daga que perteneció a su abuelo, con cuidado, soportando el calor que emanaba sólo para leer el pasaje que estaba escrito en Alto Valyrio ''...de mi sangre... es el príncipe que nos fue prometido''.

Madre e hija se miraron por unos segundos, aún con la hermosa daga en manos de la joven. Rhaenyra rompió el silencio.

—El sueño de Aegon El Conquistador...—dijo. Visenya permanecía en silencio, mirando con detalle el hermoso elemento que tenía en manos.—El lo llamó...

La Canción de Hielo y Fuego.—respondió la joven a lo que Rhaenyra asintió.

—De desatarse una guerra, no será en vano. Los 7 reinos no necesitan un gobernador, necesitan un protector.—afirmó Rhaenyra.—Tú ahora eres mi heredera, todo lo que me quede será tuyo, y si algo me llegara a pasar...—Visenya la interrumpió.

—No te va a pasar nada, madre. Tendré el apoyo del Norte cómo tendrás los 7 reinos.—dijo la joven mirando a su madre, su rostro transmitía tristeza, la madre tocó el rostro de la hija y acercó su rostro al suyo, cerrando los ojos.

—Tú eres valiente, sé que lograrás tu objetivo. 

Visenya le sonrió a su madre, probablemente sería esa la última vez que la vería genuinamente feliz.

Pasadas las horas, los tres hermanos se encontraban listos para partir, como fue acordado: Lucerys al sur, Visenya al norte y Jacaerys a tres puntos cercanos. Demorarían lo que tuvieran qué.

—¿Crees que logre convencer a Lord Borros?—preguntó Lucerys, acercándose a su hermana.

—Claro que sí, mi fuerte y dulce hermano.—Visenya tocó la mejilla del niño.—Lo harás bien, ya verás.

Lucerys asintió con la cabeza, algo temeroso. ''No tengas miedo. Storm's End está cerca, Arrax es rápido''.

—El norte es peligroso.—dijo Lucerys de pronto.—¿Crees que Penthos pueda guiarte?

—Claro que lo hará—respondió Visenya.—Y cuando regrese, una vez que esta guerra acabe, podré hacer lo que he querido.

—¿Y qué es?—preguntó con intriga el pelinegro.

—Descubrir las maravillas del mundo, claro. Viajar por el mundo en lomos de Penthos, ya está viejo, quiero que muera feliz.—expresó.—Además Arrax y tú podrán acompañarnos...

—¿De qué hablan?—preguntó Jacaerys uniéndose a la conversación.

—De lo que haremos después de esta guerra, cuando madre sea Reina.—respondió la joven.

—¿Cuáles son tus planes?—preguntó Lucerys.

—Pues...—Jacaerys se rascó la cabeza.—Baela y yo...

Lucerys y Visenya hicieron sonidos para fastidiarlo, mientras Visenya daba golpecitos en el estómago de su hermano. Jacaerys se puso algo rojo, no era bueno disimulando, pero, no siguió hablando, era demasiado avergonzado para contarles sus planes con Baela, además, no quería que lo molestaran.

𝐁𝐀𝐒𝐓𝐀𝐑𝐃𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora