Sobreviviste

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Charles estaba recostado en su motorhome, mirando al techo mientras intentaba desconectar del caos que lo rodeaba. El fin de semana había sido un desastre, y otro P4, solo añadía sal a la herida. El mundo seguía girando a su alrededor, pero él necesitaba un momento para respirar.

El teléfono vibró sobre la mesa de noche. Al principio, fue solo una notificación. Luego otra. Y luego, una avalancha de alertas. Mensajes, llamadas, notificaciones en redes... todo llegó de golpe, como si el mundo entero hubiera decidido caer sobre él al mismo tiempo.

Charles se quedó inmóvil, con una sensación de incomodidad en el pecho.

Algo no estaba bien.

Intentó ignorarlo, enterrando su cara en la almohada, pero la vibración no paraba. Finalmente, con un suspiro frustrado, se levantó de la cama molesto, decidido a apagarlo o lanzarlo contra la pared. Al desbloquearlo, las imágenes empezaron a desplegarse ante sus ojos: fotos de Miami, Barcelona, Mallorca. Cada una más comprometedora que la otra.

Su corazón comenzó a latir más rápido. ¿Cómo es posible?

Se habían cuidado. Siempre. Hoteles privados, entradas discretas, nombres falsos. Y aún así, ahí estaban las pruebas, una detrás de la otra. Su relación con Carlos expuesta al mundo. Sintió cómo el aire en la pequeña habitación se volvía pesado, sus manos empezaron a temblar y una presión opresiva le cerraba el pecho.

No pudo soportarlo más. Salió corriendo del motorhome, buscando desesperadamente aire fresco. Pero en cuanto llegó al paddock, la pesadilla empeoró. Frente al taller de Ferrari, una horda de reporteros lo esperaba, cámaras y micrófonos listos. Apenas lo vieron, se lanzaron sobre él.

—¡Charles! ¿Es cierto lo que dicen?

—¿Qué tienes que decir sobre las fotos?

—¿Qué piensa Carlos de todo esto?

—¿La relación con Sainz afectará tu rendimiento en el campeonato?

Charles se congeló, incapaz de procesar lo que estaba sucediendo. Todo a su alrededor era un caos, las voces, los flashes, las preguntas implacables. El pánico lo invadió, dejándolo completamente inmóvil. Su mundo colapsaba a su alrededor, y no sabía cómo escapar de esa tormenta.

—¡Largo, fuera de aquí! —La voz de Lorenzo lo sacó de su trance. Su hermano llegó corriendo, seguido de Bryan, su ingeniero. Quien lo agarraron de los brazos y lo arrastraron lejos de los reporteros, mientras los flashes seguían cegándolo.

—Lo saben... ellos lo saben... —balbuceó Charles, su voz apenas un susurro—. Carlos... tengo que avisarle a Carlos. —Intentaba respirar, pero cada palabra se quedaba atascada en su garganta. La desesperación en su voz era evidente—. ¿Dónde está Carlos?

Lorenzo intercambió una mirada preocupada con Bryan.

—Ya lo sacaron de aquí, Charles —respondió Bryan, señalando una camioneta negra que se alejaba en la distancia. —Están llevándolo fuera antes de que los reporteros lo rodeen también.

—No puedo... no puedo hacer esto solo. Necesito hablar con él... tenemos que...

—Charles, cálmate. —La voz de Fred Vasseur interrumpió, firme pero tranquila. —Esto ya no es solo sobre ti y Carlos. Los patrocinadores están llamando, exigiendo respuestas. Esto es grave, muy grave. Necesitamos controlar la narrativa antes de que esto se nos vaya de las manos.

—Pero... Fred, ¿qué vamos a hacer? —Charles se llevó las manos a la cabeza, frustrado—. Esto no puede estar pasando... no ahora.

—Ya está pasando —intervino Lorenzo. —Y tienes que ser fuerte. No puedes dejar que te vean así.

Together Or Nothing |Charlos|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora