¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
" No los mires . Mírame a mí " .
Apenas puedes escuchar a Sylus entre los cánticos ensordecedores y los vítores de la gente que te rodea. Jamás en un millón de años hubieras pensado que te encontrarías en esta situación. El rito de apareamiento.
En realidad, era costumbre que los miembros más respetados de su clan participaran en el Rito de Apareamiento, los del Tribunal de Ancianos, los comandantes de alto rango de las diversas sociedades militares, en realidad cualquiera de los miembros más respetados de la comunidad tenían que participar en el Rito. Para demostrar su vínculo con su elegido al resto del clan, comprometiéndose no solo entre ellos, sino con el clan.
Pero tú no encajabas en ninguno de esos criterios. Aunque estabas bajo la estricta y a menudo sofocante protección de los guerreros más hábiles del clan, por razones que se negaron a compartir contigo, no eras alguien de la estatura necesaria para que te exigieran participar en el Rito.
Pero Sylus lo era.
El guerrero más joven en ser juramentado en la sociedad militar más elitista y despiadada del clan. El más joven en ser considerado para un puesto de mando en la milicia, un puesto que rechazó muchas veces. Fue el gladiador más formidable y respetado de todo su clan, e incluso de los clanes oponentes de las Praderas.
No había un alma en todas las praderas que no conociera su nombre. O lo envidiabas, lo temías o querías compartir cama con él. Tal vez todo lo anterior.
Sabías que llegaría el día en que Sylus tendría que elegir una pareja adecuada, y pensar en ello te provocaba inexplicablemente un dolor terrible en el alma. El miedo a perderlo, cuando ni siquiera lo tenías , era tan desgarrador que no sabías cómo lo soportarías cuando llegara el momento.
