Arthur
El viaje hacia la ciudad había tomado más tiempo de lo que esperaba. Las calles polvorientas no ayudaban, y Lía, con esa gripe que no la dejaba, estaba débil. El médico me había llamado para hacerle un examen, por lo del golpe en la cabeza de aquella vez. Estos días la llevaría. Cuando llegamos a la mansión, las niñas se acomodaron con Lucrecia, mientras Lía subió a su habitación. Fui detrás de ella.
—Lía, quisiera que fueras a ver al médico por lo de la caída, ¿recuerdas?
—Sí, me acuerdo —dijo, mirándome desde la puerta entreabierta.
—El doctor quiere asegurarse de que todo esté bien.
Me acerqué, con cuidado, y la abracé por la cintura, dándole un beso suave en los labios.
—No quiero que te preocupes. Solo será una revisión rápida —le susurré al oído.
—Claro, lo haré. —Sonrió, pero luego, en tono más serio, me dijo—: ¿Y después me vas a mandar a casa de mis padres por una semana?
—¿Una semana de vacaciones? —bromeé, tratando de aligerar el ambiente
— ¿Ya te quieres deshacer de mí?
—Sabes que no —respondí con una risa coqueta, luego ella negó dándome un golpecito en el pecho
—¿Pero por qué quieres que me vaya una semana puedo irme por dos o tres dias?
—Por otro lado quiero que no sigas como niñera, prefiero que seas mi novia... y la educadora de mis hijas, si lo prefieres.
Lía me miró a los ojos, sorprendida.
—Yo prefiero estar con las niñas. No te preocupes, no vamos a precipitar las cosas. Ya veremos qué pasa más adelante, ¿te parece? Oh me quieres echar ya.—Mencionó molesta.
—No, esta bien, me parece bien —respondí, con un beso en la frente—. Debo ir a la empresa más tarde, pero me alegra que ya estemos de vuelta.
—Sí, mi amor. Ay, perdón, señor Arthur —dijo, en tono burlón.
—Ya te lo he dicho, no soy "señor Arthur" para ti —le sonreí—. Soy tu amor... o tu ogro, como prefieras.
Ella movió su cabeza con un asentimiento.
Después de un beso largo y cálido, bajé las escaleras, donde las niñas me esperaban con curiosidad. Layla fue la primera en hablar.
—Papi, ¿por qué estás tan contento?
Le di un beso en la mejilla, y luego a Ayla.
—Porque estoy haciendo lo que ustedes siempre me piden. Quieren que un futuro Lía sea su mami.
—¿Nos vamos a quedar con Lía como nuestra mamá? —preguntó Ayla, con esos grandes ojos llenos de esperanza.
—No digan nada por ahora —les pedí, mientras las abrazaba con fuerza. No quería hacer promesas que tal vez no podría cumplir, pero sabía que ellas ansiaban una madre como Lía—. Ustedes son lo más importante de mi vida. No lo olviden.
—Te amamos, papi —me dijeron al unísono, mientras me apretaban fuerte.
Me sentí culpable por los momentos en los que había estado ausente, pero también sabía que era necesario. Les prometí que las cosas serían diferentes de ahora en adelante, aunque no podía asegurarlo del todo.
—Señor Arthur, Lía está descansando. ¿Necesita algo más?
—No, Lucrecia. Solo asegúrate de que esté cómoda. Si necesita espacio, dáselo.
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La niñera de las hijas del CEO: Arthur Zaens.
RomanceArthur Sáenz, un multimillonario frío y desalmado que ha vivido en la oscuridad desde la desaparición de su esposa, dejándolo solo con sus dos hijas gemelas. Desesperado por encontrar una niñera que cumpla con sus estrictas expectativas, Arthur cono...