Lía
Solté un suspiro de felicidad al estar cerca de él. Jamás habría imaginado enamorarme de un hombre frío y distante, pero ahora que lo conozco, sé que no es como lo imaginé. Detrás de esa máscara de dureza, es alguien cálido, alguien que sabe amar. Sé que no soy como las demás, porque su forma de tratarme ha sido distinta, y me lo ha demostrado. Solo espero que no me mienta, que no vuelva a rodearse de esas mujeres con las que solía estar.
Por otro lado, sentía tristeza de tener que alejarme de las pequeñas. En estos meses, me había acostumbrado a sus voces dulces, a sus risas llenas de vida, a esos pequeños momentos de juegos y charlas. Sin embargo, también necesitaba ver a mis padres, saber cómo estaban, y pasar un tiempo con ellos. De todos modos solo eran cinco dias.
Arthur me miró y dejó un beso suave en mis labios.
—Debemos irnos, cariño. Sé que necesitas descansar.
—Y tú también,—le recordé. —La cirugía fue hace menos de una semana, y no quiero que se te infecte.
—Tranquila, tomaré precauciones,— respondió con una sonrisa. —¿Qué te parece si antes tomamos una ducha juntos?.
Asentí, y nos levantamos de la cama para ir juntos al baño. Como un remolino de emociones, nuestra pasión se encendió de nuevo. Era tan maravilloso estar a su lado, sentirme así con él. Cuando finalmente salimos de la ducha, me vestí mientras él iba a su habitación a buscar lo necesario. Suspiré, mirándome en el espejo, y me recordé a mí misma que debía darme la oportunidad de confiar. No todos son como José Luis.
Al terminar de arreglarme, bajé al salón con mi pequeña maleta. Sin embargo, la alegría que sentía se desvaneció cuando se me acercó esa mujer, con su habitual aire de superioridad. Sindo una simple empleada al igual que yo.
—Al parecer, ya te han corrido— espeto con una sonrisa burlona.
La miré y sonreí con calma.
—¿Cuál es tu preocupación?.
Ella se encogió de hombros.
—Nada, solo te lo decía.
En ese momento, apareció la señora Lucía, el ama de llaves y madre de esta loca.
—¿Qué haces aquí, hija? ¿No deberías estar trabajando?
—Buenas tardes, señora Lucía,—la saludé.
—Señorita Lía se ira.
—Si, me tomaré unos días de vacaciones por orden de mi jefe.
La hija de Lucía seguía inmóvil, pero su madre pronto la reprendió.
—¿Qué sigues haciendo aquí, Elena? ¡Vete a trabajar!
—Ya voy,—respondió con desgano.
Arthur bajó las escaleras en ese momento. La señora Lucía bajó la cabeza en señal de respeto, pero yo lo miré directamente a los ojos y le dediqué una leve sonrisa.
—Señor Arthur, buenas tardes —Lo saludo la Ama de llaves.
—Lucy, buenas tardes. Voy a salir. Asegúrate de que preparen la cena para las niñas,— Arthur le indico a la señora, antes de dirigirse hacia mi. El tomo mi mano y luego nos dirigimos a la puerta, sintiendo un extraño nerviosismo que crecía en mi pecho.
Mientras caminaba hacia la salida, sentí varias miradas en mi dirección. La señora Lucía me observaba con una mezcla de curiosidad y algo de desconcierto, aunque intentó disimularlo. Por otro lado, su hija, me lanzó una mirada furiosa. No pude evitar sonreírle con un toque de desafío.
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La niñera de las hijas del CEO: Arthur Zaens.
RomanceArthur Sáenz, un multimillonario frío y desalmado que ha vivido en la oscuridad desde la desaparición de su esposa, dejándolo solo con sus dos hijas gemelas. Desesperado por encontrar una niñera que cumpla con sus estrictas expectativas, Arthur cono...