Celos

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[17 de mayo, 2012]

El día había comenzado normal, pero para Jay, el humor se había torcido antes de lo que esperaba. Durante el receso, decidió quedarse sentado bajo la sombra de un árbol en el patio, su libro de matemáticas abierto sobre sus piernas. Desde su lugar, tenía una vista perfecta del aula y del patio, donde los estudiantes se agrupaban en pequeños círculos, charlando y riendo.

No solía prestarle demasiada atención a lo que sucedía alrededor, pero algo llamó su atención ese día. No muy lejos de donde estaba, vio a Ying, una de las chicas más populares de su clase, acercarse a Mark. Llevaba una rosa en la mano, lo que ya de por sí hizo que el corazón de Jay comenzara a latir más rápido.

Jay sintió una punzada de incomodidad, aunque no tenía motivos para hacerlo. Después de todo, Mark y él no habían hablado abiertamente sobre la relación que tenían, solo habían decidido seguir siendo mas que hermanos. Pero esa incomodidad pronto se transformó en celos cuando vio que Ying sonreía y, para su sorpresa, le entregaba la rosa a Mark.

Mark parecía sorprendido, pero no hizo nada por apartarse. Jay observaba con una mezcla de rabia e inseguridad desde la distancia. Sabía que Mark era amable con todos, pero en ese momento deseó que fuera un poco más claro, que rechazara abiertamente los sentimientos de Ying. Pero, en lugar de eso, vio cómo Mark se rascaba la nuca, claramente incómodo, mientras intentaba encontrar las palabras correctas para rechazarla sin ser hiriente.

Jay no pudo soportarlo más. Se levantó de su lugar y, con pasos decididos, se acercó a ellos. Al llegar, interrumpió la conversación sin dudar. — ¿Interrumpo algo?— preguntó, su tono seco y poco amigable.

Mark levantó la vista y lo miró, claramente confundido por el repentino cambio de actitud de Jay. —No, solo hablábamos— respondió, como si fuera la cosa más normal del mundo.

Ying, sintiendo la tensión en el ambiente, se despidió rápidamente, excusándose de la escena. Jay la siguió con la mirada mientras se alejaba, y luego volvió a mirar a Mark, quien lo observaba con una mezcla de sorpresa y diversión.

— ¿Estás... celoso?—preguntó Mark, acercándose un poco más.

Jay no respondió de inmediato, cruzó los brazos sobre su pecho, intentando mantener la calma, aunque por dentro sentía una tormenta de emociones. — Solo... di que no te interesa y deja de ser tan amable todo el tiempo— dijo finalmente, sus palabras cargadas de frustración.

Mark sonrió de manera casi imperceptible y dio un paso más hacia él, invadiendo su espacio personal. —No tienes que preocuparte por ella, Jay — susurró, inclinándose lo suficiente como para que sus rostros quedaran a pocos centímetros. — Sabes que a mí solo me importas tú.

Jay sintió cómo todo su cuerpo se tensaba, pero no pudo evitar que una pequeña sonrisa asomara en sus labios. En ese momento, los celos parecieron desvanecerse, reemplazados por una certeza que no necesitaba más explicaciones.

Forbidded HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora