Capitulo 10: Decisiones difíciles

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El destino, con su acostumbrada ironía, no dejó de poner a Mark y Jay en el mismo camino. Tras ese primer encuentro inesperado, comenzaron a coincidir en diferentes eventos por casualidad, o eso preferían pensar. Primero fue un almuerzo en el mismo restaurante. Luego, se cruzaron en una galería de arte en pleno fin de semana, y ahora, de todas las posibilidades, se encontraban de nuevo en la reunión de exalumnos de su antigua escuela. Aunque esto último era de esperarse.

Mark llegó tarde, como era costumbre. Mei Ling lo acompañaba, luciendo radiante en un vestido elegante que contrastaba con la sencillez de su sonrisa. La reunión estaba llena de caras conocidas, pero por mucho que Mei Ling tratara de llevarlo de una conversación a otra, Mark no podía evitar buscar a Jay entre la multitud. Sabía que estaba ahí. Sentía su presencia, y por mucho que intentara ignorarlo, no podía evitarlo.

Finalmente, lo vio, al otro lado del salón, conversando con un grupo de excompañeros. Jay se veía bien, quizás demasiado bien para su propio bienestar. Vestía con una elegancia casual, y aunque su postura era relajada, sus ojos buscaban a alguien, o al menos eso parecía desde la perspectiva de Mark.

A medida que la noche avanzaba, la tensión entre ellos era palpable. Coincidían constantemente en la mirada, pero ninguno se atrevía a cruzar la línea invisible que los separaba. Mark sentía un nudo en el estómago cada vez que veía a Jay hablar y reír con los demás, como si la distancia emocional que los separaba fuera aún mayor que la física. Mei Ling, ajena a todo eso, seguía disfrutando de la velada, socializando y presentándose como la novia de Mark a personas que él apenas recordaba.

— ¿Te la estás pasando bien? —preguntó ella en un momento, notando que su atención se desvanecía.

Mark forzó una sonrisa, pero su mente estaba en otra parte.

— Sí, solo... estoy un poco cansado, eso es todo.

Mei Ling le acarició el brazo con dulzura, algo que normalmente habría calmado a Mark, pero ahora solo lo hizo sentir más desconectado.

— Podemos irnos si quieres —sugirió ella, siempre atenta a sus necesidades.

—No, no... está bien. Solo voy a tomar un poco de aire —respondió, soltando su mano suavemente.

Mark salió al patio, buscando un respiro de la asfixiante tensión que sentía. Se apoyó contra una barandilla y respiró hondo, tratando de ordenar sus pensamientos. Lo que menos esperaba era que Jay lo siguiera, pero, inevitablemente, lo hizo.

— ¿Te estás escondiendo? — preguntó Jay, con una media sonrisa mientras se acercaba.

Mark giró la cabeza hacia él, pero no respondió de inmediato. Había demasiadas cosas que quería decir, y a la vez, nada que pudiera salir sin complicar las cosas aún más.

— Solo necesitaba un poco de aire —dijo, finalmente, su tono neutral, casi frío.

Jay se quedó en silencio unos segundos, como si esperara algo más. El silencio entre ellos era incómodo, y la tensión era casi palpable. Ninguno sabía cómo romper esa barrera invisible que los separaba.

— Es raro, ¿no? — comentó Jay — Todo esto… nosotros aquí, después de tanto tiempo.

— Sí, lo es — Mark respondió, manteniendo su mirada en el horizonte, evitando mirarlo directamente.

— Parece que te va bien — dijo Jay después de una pausa, señalando con la cabeza hacia el salón, donde Mei Ling seguía conversando con otros.

— Lo intento —fue lo único que dijo Mark, su tono distante.

Jay soltó una risa breve, pero sin humor.

— "Lo intento" — repitió—  No parece muy convincente.

Mark finalmente lo miró, y esa breve conexión visual lo dejó inquieto. Era como si todos los sentimientos reprimidos entre ellos volvieran a la superficie con cada segundo que pasaban juntos. Sin embargo, ni Jay ni Mark querían admitirlo.

— ¿Qué esperas que diga, Jay? — preguntó Mark, algo exasperado. — Que todo es perfecto, que finalmente lo tengo todo resuelto. ¿Es eso lo que quieres oír?

Jay lo miró fijamente, notando el tono a la defensiva de Mark. Sabía que bajo esa capa de indiferencia había más, pero no era el momento ni el lugar para intentar sacarlo.

— No espero nada, Mark — respondió suavemente. — Solo me pregunto si estás siendo honesto contigo mismo.

Mark apretó la mandíbula. Las palabras de Jay calaban hondo porque, en el fondo, sabía que había algo de verdad en ellas. Sin embargo, el solo hecho de tener esa conversación lo hacía sentir vulnerable, algo que no quería mostrar, especialmente frente a Jay.

— Estoy haciendo lo que puedo — dijo Mark, sin querer profundizar más. — Y tú deberías hacer lo mismo.

Jay asintió lentamente, sin dejar de mirarlo.

— Lo hago —dijo Jay, aunque sus ojos delataban una mezcla de sentimientos contradictorios.—  Pero no es tan fácil como parece.

El silencio volvió a instalarse entre ellos, esta vez más pesado. La conversación, aunque breve, había removido viejas heridas, y ambos sentían que estaban caminando sobre terreno peligroso.

— Tengo que volver con Mei Ling — dijo Mark finalmente, rompiendo el momento— Ella no conoce a casi nadie aquí, no debo dejarla sola.

Jay asintió, aunque no pudo evitar la punzada de celos que lo invadió al escuchar el nombre de Mei Ling. A pesar de su intento por mantener la calma, le resultaba imposible ignorar lo que sentía.

— Claro, no te detendré —respondió Jay, dando un paso hacia atrás.—  Nos vemos adentro.

Mark asintió y se alejó, sintiendo el peso de cada paso que lo llevaba de vuelta al salón, donde Mei Ling lo esperaba. Pero, por dentro, sabía que no importaba cuántas veces lo intentara, ese vacío en su interior no desaparecería tan fácilmente. Jay estaba de vuelta en su vida, y con él, todos los sentimientos no resueltos que había intentado enterrar.

El conflicto entre lo que tenía y lo que aún deseaba lo estaba desgarrando, y cada vez le resultaba más difícil fingir que todo estaba bien.

Forbidded HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora