[ 15 de noviembre, 2012 ]
Una noche de noviembre, cuando los exámenes aún parecían estar lejos y el calor invitaba a quedarse hasta tarde, Mark y Jay habían decidido hacer una maratón de películas de terror. Jay había insistido en ver algo "realmente aterrador" y, aunque Mark no parecía tan convencido, había aceptado, tratando de mostrarse valiente, sabía que no era su género favorito y por dentro sentia un leve nerviosismo al pensar en las escenas perturbadoras que le esperaban.
—Vamos, Mark, no te vas a asustar tan fácil, ¿verdad? —Jay le lanzó una sonrisa burlona mientras preparaba la primera película, una clásica de terror psicológico.
—¿Asustarme? Por favor, soy una roca. No creo que una película me haga ni parpadear. —respondió Mark, cruzándose de brazos en un intento por mostrarse indiferente, aunque sus ojos lo traicionaban.
Jay entrecerró los ojos, incrédulo, mientras ponía la primera película. —Eso lo veremos.
La película comenzó, y durante los primeros minutos. La música baja, los silencios prolongados y los ángulos oscuros creaban una atmósfera espeluznante. Mark trató de mantenerse tranquilo, manteniendo su postura confiada. Jay no podía evitar observar de reojo, conteniendo la risa cada vez que veía a Mark apretando los labios o haciendo pequeños gestos con las cejas cada vez que la música se tornaba ominosa.
Y cuando finalmente llegó una de las escenas más tensas, un giro inesperado apareció en pantalla, y Mark dio un respingo, llevándose la mano a la boca. —¡Ah! ¡No me lo esperaba! —exclamó, su tono de sorpresa auténtica.
Jay se echó a reír, sin poder contenerse. —¿No decías que no te ibas a asustar? —le preguntó entre risas, dándole una ligera palmada en el hombro.
Mark frunció el ceño, tratando de recomponerse, pero cada vez que la tensión aumentaba en la película, su rostro revelaba más de lo que intentaba ocultar. Su expresión cambiaba con cada movimiento en pantalla: se mordía el labio, se aferraba al cojín, y en más de una ocasión, murmuraba algo como : —Oh no, oh no… esto va a ponerse feo.
—Claro, claro… —Jay se burló, dándole una palmada en el hombro.—Y decías que eras “una roca”.
En una escena particularmente tensa, la protagonista avanzaba lentamente por un pasillo oscuro. Jay estaba absorto en la pantalla, esperando el inevitable susto, pero de repente escuchó un leve jadeo junto a él. Al voltear, vio a Mark aferrándose al cojín con fuerza, los ojos abiertos como platos. Justo cuando el asesino apareció en pantalla, Mark soltó un pequeño grito y dio un respingo que hizo que Jay casi escupiera las palomitas de la risa.
—¡Jay! ¡No te rías! —protestó Mark, claramente avergonzado, aunque con una sonrisa de diversión en los labios. Aún recuperándose, trato de disimular. — Es que….fue el sonido, ¡no la escena! Fue …sorpresivo, nada más.
La película continuó, y cada vez que una sombra pasaba fugazmente en la pantalla o un sonido repentino surgía, Mark soltaba pequeñas exclamaciones de sorpresa. Jay lo miraba de reojo, mordiéndose el labio para no reírse demasiado fuerte. Mark no solo se asustaba, sino que también hacía gestos y expresiones tan exageradas que, sin darse cuenta, terminaba robando toda la atención de Jay, quien ya estaba más entretenido observando las reacciones de su amigo que la misma película.
En un intento de desviar la atención de su propio miedo, Mark empezó a anticipar lo que ocurriría en cada escena. —¡Jay, mira eso! ¡Va a girarse y, seguro, va a ver algo espeluznante en el espejo! —exclamó en medio de una escena de tensión, señalando la pantalla con seriedad. Y efectivamente, la escena culminó justo como lo predijo.
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Forbidded Hearts
Teen FictionEn la bulliciosa China moderna, Mark y Jay, dos hermanastros, descubren un amor prohibido que desafía las expectativas familiares y las convenciones sociales. Tras un beso inesperado que cambia todo, se ven atrapados en un torbellino de emociones, s...