[SECUELA DE "MISIÓN"]
Todo era alegría después de vencer al malvado doctor Robotnik, los dos erizos vivían felizmente al lado de Tom y Maddie, mientras que cierto sentimiento surgía entre ellos. Todo estaba bien, pero... ¿que pasaría si Robotnik vol...
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El reloj marcaba precisamente las 9:30 de la mañana. El sol, en su punto perfecto, se reflejaba sobre las tranquilas aguas del lago al que solían ir casi todos los fines de semana. El silencio sólo era interrumpido por el ocasional chapoteo de cuando Tom y Sonic lanzaban sus cañas de pescar al agua, esperando pacientemente a que algún pez picara. Demasiado pacífico como para ser real.
—¿Nunca te aburres de esto?—el erizo azul rompió el ambiente que se había formado. No quería ser grosero, claro, pero por favor.
—Para nada. La pesca es como dormir, pero con los ojos abiertos. ¿Por qué me aburriría?—se defendió el oficial.
—Solo digo que, ¿no te cansas de esperar tanto tiempo... por un pez que al final devolverás al agua porque, según tú, te miran con "súplica"?—volvió a argumentar. A este punto, era más una duda real que una queja. Desde su perspectiva, no era la actividad más entretenida.
—No se trata de atrapar algo, realmente. Es lo mío —explicó, tirando suavemente de la línea. Sonic lo miró confundido, así que Tom pensó mejor sus palabras—Hablo de que esta es mi actividad de relajación. Es como cuando tú corres; no lo haces para ganar una carrera, sino porque te gusta, despeja tu mente. Y ese es el objetivo.
—¿Despejar la mente?
—Exacto.
El azulado repitió la frase en su cabeza, dándole la razón parcialmente. Se acomodó, sentándose en el borde del bote, con la mirada perdida en el horizonte. Pensó que "despejar la mente" no lo acompañaba ese día, ya que algo lo tenía inquieto. Pescar le resultaba tan relajante que ese pensamiento rondaba más en su cabeza, pero jamás se había negado cuando Tom se lo pedía. El humano, sentado al otro lado del bote, lo observaba de reojo, notando el nerviosismo en el más joven.
—Hmm, ¿todo bien?—preguntó Tom, rompiendo el silencio.
El erizo se removió incómodo en su asiento y trató de sonreír, aunque la expresión le salió forzada.
—Sí, sí, todo bien—respondió rápidamente, pero la mirada acusadora del policía delataba que no le creía. Finalmente, soltó un suspiro—Bueno... en realidad, no lo sé. ¿Tanto se nota?
—Para alguien que no es capaz de guardar silencio aunque este a punto de que lo maten, sí, es bastante obvio—ironizó, aunque en verdad lo conocía bien.
Sonic rodó los ojos mientras se encogía de hombros, mirando el agua. Sabía que podía confiar en Tom, pero las palabras se le atascaban en la garganta.
—Es... ya sabes, sobre... bueno, tú sabes—murmuró, mirando hacia el lago para evitar el vergonzoso contacto visual.
—Eh, sí. Lo sé. ¿Yo se qué?
—¡Sobre ________!—exclamó, ya más estresado—Solo... no dejo de pensar en ella.
El cobalto se quedó callado, como si lo que hubiera dicho fuera digno de una carcajada. En cambio, Tom asintió lentamente, sabiendo a dónde se dirigía la conversación. No era tonto; veía cómo Sonic y ________ se miraban, conversaban o simplemente convivían desde hace un tiempo. Estaba ese algo entre ellos, pero ambos siempre parecían demasiado nerviosos como para admitirlo.
