016: ENTRE LA VIDA Y LA DESESPERACIÓN

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Es difícil hablar de autolesión y suicidio, pero es necesario

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Es difícil hablar de autolesión y suicidio, pero es necesario. Quiero que este capítulo sea un espacio de reflexión sobre cómo el dolor de las palabras, el peso del rechazo y la constante invalidación pueden empujar a una persona a lugares oscuros, tan profundos que parecen imposibles de superar. Para muchas personas trans, cada día trae consigo una batalla silenciosa, no solo con el mundo exterior, sino también con las voces internas que han sido moldeadas por años de incomprensión y desprecio.

La autolesión y los pensamientos suicidas no aparecen de la nada. Son el resultado de una acumulación de heridas, de palabras filosas, miradas de desprecio y comentarios que parecen inofensivos pero que, en realidad, duelen como golpes. Son esas veces en que alguien ignora intencionalmente tu verdadero nombre, o cuando te dicen que solo estás confundido o que jamás serás quien eres en verdad. Es la soledad de sentirse incomprendido y sin un lugar en el mundo. La invalidación es una forma de violencia, una que va perforando el alma hasta que se vuelve insoportable.

Para quienes nunca han vivido este tipo de rechazo, es difícil imaginar el dolor que pueden causar las palabras. Pero cada vez que alguien cuestiona nuestra identidad o nos hace sentir menos que humanos, el impacto no se borra al instante. Las palabras, el rechazo y la constante duda que los demás depositan sobre nuestras vidas se convierten en un eco que no se apaga fácilmente. A veces, ese dolor se vuelve tan abrumador que la autolesión o el suicidio parecen la única manera de escapar, de encontrar algún tipo de alivio, aunque sea efímero.

Las personas suelen pensar que sus palabras no tienen consecuencias, que un comentario o una mirada no pueden herir demasiado. Sin embargo, cada palabra y cada acto de rechazo va acumulándose hasta que se siente como si el mundo se volviera en tu contra. Al final, no es el dolor físico lo que lleva a una persona a autolesionarse o a pensar en el suicidio; es el dolor emocional de sentirse sin valor, de ser visto como alguien incompleto o indigno de respeto y amor. Es la carga de una existencia en la que cada intento de ser uno mismo es recibido con burla, rechazo o indiferencia.

Este capítulo busca que la gente entienda que detrás de cada vida que se pierde, detrás de cada persona que recurre a la autolesión, hay una historia de dolor que podría haber sido evitada. Quiero que entiendan que sus palabras, por triviales que parezcan, pueden ser la diferencia entre la esperanza y la desesperación. Para muchos de nosotros, sentir que existimos plenamente es una lucha diaria, y cada acto de apoyo y cada palabra de validación son como un respiro en medio de esa lucha.

Este es un llamado a reflexionar y a entender el poder que tenemos sobre las vidas de quienes nos rodean. Porque a veces, todo lo que necesitamos es que alguien nos mire y nos diga que somos válidos, que somos suficientes, que tenemos un lugar en este mundo. Para alguien que ha sentido el peso del rechazo, esas palabras pueden ser un salvavidas en medio de la tormenta. Porque todos merecemos vivir con dignidad y sin miedo, sin el dolor de ser despojados de nuestra propia identidad.

 Porque todos merecemos vivir con dignidad y sin miedo, sin el dolor de ser despojados de nuestra propia identidad

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