Siempre pensé que el hogar era un lugar físico, un espacio donde uno podía sentirse seguro, acogido y completo. Pero en este viaje hacia descubrir quién soy, he llegado a entender que el verdadero hogar no es solo un lugar externo. Es algo mucho más íntimo y profundo: es el sentido de pertenencia dentro de uno mismo, la capacidad de mirarse al espejo y sentirse en paz, sin miedo a la mirada ajena. Para mí, el hogar es esa parte de mi identidad donde, al fin, puedo descansar y encontrar refugio.
Durante mucho tiempo, viví sintiéndome un extranjero dentro de mi propio cuerpo. Fue como habitar una casa que nunca fue mía, con paredes llenas de recuerdos ajenos, con un nombre que no me pertenecía. Pero mientras exploraba y desmantelaba todo aquello que no encajaba, me di cuenta de que construir un hogar en mi identidad era posible, que podía ser algo creado con intención, con paciencia y con amor propio. Encontrar mi verdadero nombre, mi auténtica expresión, fue como tomar ladrillo por ladrillo y construir algo desde cero, algo en lo que pudiera sentirme cómodo y en paz.
Hacer de mi identidad un hogar ha sido un proceso lleno de momentos de euforia y de profunda tristeza. Cada paso ha sido como decorar ese espacio interno con fragmentos de mí mismo que fueron, por tanto tiempo, invisibles. Aquí dentro, soy libre de ser quien realmente soy, sin máscaras ni disfraces. Aquí no hay expectativas externas que cumplir, solo la serenidad de ser completamente yo, en toda mi esencia. No siempre es fácil llegar a este lugar, y a veces el camino se siente demasiado largo, pero cada momento que paso en este hogar interno me recuerda que he trabajado por construirlo y que vale cada esfuerzo.
Para las personas trans, encontrar un hogar en la propia identidad es un acto de resistencia y de amor profundo. Es aprender a aceptarse, a validarse y a valorarse, independientemente de las voces externas que intentan decirnos quiénes deberíamos ser. Es un espacio donde los juicios de otros no tienen lugar y donde nuestras vivencias y sentimientos son válidos, merecen respeto y pueden florecer con libertad.
Este hogar dentro de mí mismo es un recordatorio constante de que pertenezco a este mundo, tal como soy, sin excusas ni justificaciones. Es un refugio que me permite enfrentar la vida con más fuerza y resiliencia, sabiendo que, aunque otros no comprendan, aquí adentro siempre soy bienvenido. Porque al final, hogar es donde habita la verdad de uno mismo, y mi identidad es ese lugar que he creado con esfuerzo, con valentía y con la promesa de nunca abandonarme.
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Fragmentos de un YO Silenciado © ✓
RandomEste libro es un viaje a través de mis pensamientos y emociones, un espacio donde comparto la lucha por afirmar mi identidad. Cada relato es un fragmento de mi vida, una ventana a mis experiencias de rechazo y anhelos de aceptación. Sin filtros ni a...