Expresar amor y orgullo hacia uno mismo es un acto de valentía que a menudo pasa desapercibido. Es fácil olvidar lo poderoso que puede ser mirarte al espejo y aceptar, incluso amar, quien eres, sin importar las expectativas de los demás. Para una persona trans, ese amor propio no es solo un simple deseo, sino una necesidad. Es el fundamento de todo, la fuerza que sostiene y da sentido a cada paso en el camino. Amarte a ti mismo en un mundo que frecuentemente pone en duda tu identidad, que intenta minimizar tus luchas y acallar tu voz, es un acto de resistencia, una declaración de que existes y mereces existir tal como eres.
Al principio, me costaba incluso acercarme a la idea de sentirme orgulloso de mí mismo. Enfrentaba críticas externas, dudas y expectativas que parecían gritarme que ser yo mismo estaba mal. Sin embargo, en cada pequeña victoria, en cada momento en que lograba conectar con quien soy, comenzaba a germinar un sentimiento que no podía ignorar: la sensación de que mi identidad no es algo que deba esconderse ni disimularse. Al contrario, es algo que merece ser celebrado, algo que llevo con orgullo.
Ese orgullo no es el final de un camino perfecto, sino el resultado de un proceso cargado de valentía y perseverancia. Es el recordatorio de que, a pesar de los días oscuros, de las dudas y de las veces en que me he sentido perdido, sigo aquí, luchando por vivir con autenticidad. Aceptarme y expresarme con orgullo es un tributo a todas esas partes de mí que alguna vez fueron silenciadas, a todos los momentos en los que me sentí invisible o incomprendido. Porque sé que mi historia tiene valor, que mi identidad es un reflejo de mi verdad, y esa verdad es digna de respeto y amor.
Expresar amor hacia uno mismo es, también, ofrecerle consuelo al niño que fui, al adolescente que se sintió solo, al adulto que aún a veces tropieza en este camino. Es decirme que está bien ser quien soy, que no necesito cambiar para complacer a nadie más. Es decirme, con ternura, que soy suficiente tal como soy.
Al final, expresar amor y orgullo hacia uno mismo es mucho más que una simple declaración; es un acto de sanación y de libertad. Porque mientras me ame y me acepte, mientras defienda quién soy con orgullo, tengo un refugio que ningún juicio externo puede arrebatarme. Ser quien soy y amarme por ello es mi manera de recordarme que cada paso, cada esfuerzo y cada momento de lucha tienen un propósito: ser libre y vivir con plenitud y autenticidad.
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Fragmentos de un YO Silenciado © ✓
RandomEste libro es un viaje a través de mis pensamientos y emociones, un espacio donde comparto la lucha por afirmar mi identidad. Cada relato es un fragmento de mi vida, una ventana a mis experiencias de rechazo y anhelos de aceptación. Sin filtros ni a...