Amistad encubierta.

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Alastor dejo su bastón recargado en la mesa del estudio junto a su café que se enfriaba lentamente...el día de ayer y hoy estuvo pensando en lo dicho por Lilith y su orden, no podía negarse por más que quisiera...pero...¿Por qué queria negarse?

El mismo sabía que había venido al hotel por distintas razones, entre ellas, ser libre del contrato que tiene con Lilith. No entendía el porque se sentía tan disgustado por la idea de...sabotear el sueño de Charlie.

Mientras sus dedos jugueteaban con el borde de la taza, recordó las risas compartidas y los momentos de conexión con Charlie y los demás en el hotel. Pero, también vino a el los recuerdos que había tenido con aquellas dos chicas. Charlie Morningstar y aquella noche en el bar donde unieron sus labios en una danza.

Al día siguiente, la realidad había golpeado con fuerza. Se vio obligado a borrar esos recuerdos de la mente de Charlie para evitar problemas con Vaggie... o quizás para evitar enfrentar sus propios conflictos internos. Era incapaz de discernir si el verdadero problema era Charlie, Vaggie o él mismo. La verdad era que había aprendido y comenzado a experimentar un nuevo sentimiento, uno que desafiaba su naturaleza misma.

Ese destello de conexión, de anhelo, le resultaba perturbador. Alastor se preguntó si podía ser un demonio y aún así albergar tales emociones. La idea de que había algo más allá de su naturaleza caótica lo desestabilizaba, un recordatorio de que su existencia no se limitaba a ser el temido Demonio Radio. Había algo más en él, un deseo de ser visto y comprendido, un deseo que había surgido en el calor de aquellos momentos compartidos.

Pero si dejaba de lado aquellos recuerdos de Charlie y se centraba en Vaggie, la situación era diferente. Con ella había desarrollado un sentimiento de respeto mutuo. Era innegable que incluso le había enseñado las artes vudú, un hecho que lo sorprendía más de lo que le gustaba admitir. La sombra de Vaggie era más poderosa que la de Shadow; el simple hecho de que pudiera comunicarse y manipular las energías del vudú mostraba que Vaggie poseía un talento innato para las artes oscuras.

Sin embargo, de su mente emergieron recuerdos vívidos con ella. Recordó aquella cena en la que lo invitó, el ambiente ligero y las risas que compartieron, el baile en el rodaje de la publicidad del hotel, donde sus cuerpos se movían al compás de una música que solo ellos podían escuchar. La imagen de su primer sacrificio, un pequeño animal en nombre del vudú, lo hizo estremecerse; habían compartido ese ritual como un lazo entre ellos, un momento que solidificó su vínculo.

Pero lo que más lo impactó fue recordar el instante en que Vaggie rogó por su vida, cuando Adam lo partió por la mitad. La desesperación en su voz, la genuina preocupación que había mostrado, resonó en su mente como un eco doloroso. Aquellos recuerdos lo atormentaban, un recordatorio constante de la fragilidad de la vida y de las conexiones que había formado en ese oscuro mundo.

Alastor:...¿Que demonios estoy haciendo?--Murmuro mirando al techo de su estudio. Se había resguardado aquí apenas llegó de su cabaña, intento evitar el contacto con cualquiera para no tener que sabotear a Charlie...pero sabía que tarde o temprano tenía que actuar.

Todos estos pensamientos y reflexiones fueron interrumpidos con el toque de la puerta, sintió un extraño deja vu...y sabía perfectamente quiénes eran.

Alastor:Charlie, Vaggie...aún no termino mi podcast.--Explico con un tono cansado, buscando que ellas no se acercarán...sin embargo el silencio que acompaño a la puerta fue palpable.

Vaggie:Claro que no, ya sabemos que te pasa cuando estás así, ya lo hemos experimentado...--La replica en la voz de Vaggie por alguna razón lo alegro, al menos no habían olvidado la situación parecida de hace tiempo.

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