Capitulo 5

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*Pov, Serena*

Miro el reloj de nuevo, son las 7 y 30, llevo más de media hora dando vueltas en la cama pensandome si ir a trabajar hoy o no, realmente ya era demasiado tarde para llegar puntual desde este lado de la ciudad.

Apenas ha pasado 1 día de lo que pasó el sábado en la noche en esa fiesta; no estoy lista para verla de nuevo, pero realmente no me queda de otra; tengo que ser profesional y hacer mi trabajo.

Cierro los ojos y respiro profundo antes de levantarme de una vez por todas. Comienzo a prepararme. Poco después agarro mi moto y salgo para las oficinas.

***

Entró a la cafetería para llevarle el café a Liz. Verónica me saluda desde el otro lado de la barra.

Esta vez no tenemos mucha conversación, no estoy de humor para eso y creo que ella lo nota por la forma en que me mira.

Le pago lo que le debo y salgo de hay dirigiéndome al despacho de Liz.

Veo que la puerta de nuestro despacho está abierta, entro a la oficina con los cafés que recientemente había comprado y noto que la mirada de Liz se clava en mi cuerpo, dirigiendo toda su atención a mí.

Por la forma en que me mira, puedo sentir un escalofrío pasar por todo mi cuerpo.

La oficina está en silencio, pero no se tarda en escuchar sus tacones acercándose a mí, acelerando mi corazón. Cada vez que da un paso más cerca, sento como si mi corazón se acelerara más.

Pero por suerte, paro a una distancia prudente, una sonrisa se dibuja en su cara. Respiro hondo, dejando mis cosas sobre la mesa, intento no prestarle atención, agarro mi tablet y su café lista para comenzar el día.

—Creí que no vendrías hoy, Serena—murmuró—Qué bueno que al final apareciste, tenía ganas de verte—interrumpió antes de que pudiera decir algo.

—Perdón, tuve un problema con mi alarma —me limito a decir.

—Entiendo, no te preocupes. Además, después de lo que pasó el sábado es normal que se te peguen las sabanas.

Mis ojos se abren en sorpresa, haciendo que los conecte a los de ella. Su mirada era divertida, pero eso cambió al ver mi mirada seria de advertencia.

Sé que ella solo quiere provocarme, pero tengo que ser fuerte ante esto; no me puedo permitir otro fallo.

—Aquí tiene su café, señorita.

Esas únicas palabras bastan para borrar la hermosa sonrisa del rostro de Liz. Sentí un pequeño pinchazo en mi pecho, eso le doló. Me limito a bajar la mirada a mi tablet y seguir contándole lo que tenemos planeado para hoy, al igual que todos los días.

—Basta, es suficiente, tengo el calendario en mi oficina —murmura deteniéndome para dirigirme a esta.

Ella se encierra hechando las persianas de la cristalera para que nadie la moleste.

Suspiro cerrando los ojos, recordándome a mí misma que esto es lo mejor antes de sentarme y comenzar con mi trabajo.

***

Llamo a Maddie en mi tiempo libre, que se supone que debería almorzar, pero realmente nada me entra con el nudo que tengo en el estómago.

Ella debería de estar aquí ya, pero no la veo por ningún lado.

"Donde estás, Maddie"

Le escribo pero no le llegan mis mensajes.

Siento una mano posarse en mi hombro; giro mi cabeza hacia esa persona, viendo unos ojos azules y una cabellera negra inconfundible.

The Secret Between us Donde viven las historias. Descúbrelo ahora