En una tarde tranquila y llena de expectación, Manuel esperaba ansioso el lanzamiento de su nueva canción. No era de su autoría, pero cada palabra le recordaba a Lucero, esa mujer que siempre había tenido un lugar especial en su corazón. Decidió invitarla a ver el videoclip junto a sus hijos, una invitación que ella aceptó sin dudar.
Apenas Lucero cruzó la puerta, Manuel sintió que el ambiente se iluminaba un poco más. Con una sonrisa, Lucero se sentó junto a él en el sofá, tan cerca que casi podían sentir el calor del otro.
Lucerito, su hija, se acomodó en el mismo sofá, aunque un poco más separada de sus padres mientras que Jos, prefirió el otro sofá.
El reloj marcaba los minutos, y mientras esperaban el lanzamiento, Manuel y Lucero intercambiaban palabras en voz baja. Hablaban de anécdotas, de los días de grabación de la canción y de momentos compartidos, sin dejar de mirarse con una complicidad que solo ellos entendían. Una caricia en la mano, una mirada sostenida, y ese coqueteo sutil que seguía intacto, a pesar del tiempo y la vida que habían construido como amigos.
Para Jos y Lucerito, estas muestras de cariño eran algo natural. Sabían que sus papás eran de los que siempre se trataban con ternura y respeto, y aunque ya no estaban juntos como pareja, no parecía que se hubieran distanciado del todo. Esa unión que se percibía en la familia era el motivo por el cual Lucerito, emocionada, decidió abrir su Instagram y hacer un en vivo.
Sin darse cuenta, Lucero y Manuel continuaban en su mundo. Él la miraba con una intensidad que no podía esconder, como si quisiera transmitirle sin palabras lo que realmente sentía. Lucero sonreía, a veces desviaba la mirada y luego volvía a él, conteniendo una sonrisa traviesa cada vez que sus miradas se encontraban. Era una danza de emociones, un vaivén de miradas y caricias.
De repente, Lucerito les informó, divertida:
LM: Má, pá… Estamos en live!!!
Ambos se quedaron helados. Lucero se llevó una mano a la boca mientras miraba a Manuel, quien, aunque sorprendido, soltó una risa nerviosa. Disimuladamente, ambos se separaron un poco, tratando de mantener la calma. Fingieron estar enfocados en la pantalla del televisor, como si nada hubiese pasado, mientras sus fans, desde la transmisión en vivo, inundaban el chat con comentarios. En los comentarios todos hablaban del "ambiente romántico" entre ellos.
Lucero y Manuel seguían mirando la pantalla, aún con el calor de la inesperada emoción del en vivo. Su hija, divertida, les pidió que saludaran a los fans, a lo que ambos respondieron con sonrisas, deseándoles una buena noche. En cuanto el en vivo terminó y Lucerito se concentró en su teléfono, sintieron un profundo alivio; ya no estaban siendo observados por miles de ojos curiosos.
La canción comenzó a reproducirse en el televisor, llenando el ambiente de aquella melodía cargada de nostalgia y sentimientos. La letra parecía haber sido escrita para Lucero, como si cada palabra le perteneciera. Al finalizar, Lucero y sus hijos felicitaron a Manuel con sonrisas y abrazos. Él los envolvió a los tres, sintiendo el calor familiar, aquel que siempre había sido su refugio y que nunca dejaba de emocionarlo.
Tras un rato de risas y anécdotas, los chicos se retiraron, alegando deberes pendientes de la escuela. Lucero y Manuel quedaron solos, el silencio envolviéndolos como un delicado secreto. Él la miró, con una mezcla de timidez y determinación en los ojos, y le preguntó:
M: Te gustó esta versión?
Lucero asintió suavemente, y él, con una sonrisa cálida, añadió:
M: Sabes que te la dediqué a ti… como casi todas mis canciones.
Lucero lo miró conmovida, sus ojos brillando de una manera que hacía años no mostraba. No sabía qué decirle, así que simplemente lo miró, sin palabras. Fue entonces cuando Manuel se acercó, con una dulzura que la hizo estremecer. Colocó su mano sobre el rostro de Lucero, acariciándola con la delicadeza de alguien que conoce cada una de sus facetas, y le dijo en voz baja:
