Horacio se retuerce entre las sabanas con un suspiro de placer, estirando su cuerpo lo más que puede, antes de volver a acurrucarse en una bolita.
Se acurruca más contra el cálido pecho de su novio y frota su mejilla contra este como un gato.
Fue un maravilloso aniversario, todas las sorpresas y los regalos, seguidos con una conversación que no se esperaba en lo absoluto, para luego finalizar con ambos acurrucados en la tina donde... bueno.
Fue una 𝑙𝑎𝑟𝑔𝑎 noche.
Basta con decir que su cuerpo va a recordar este día por el resto de la semana.
Siente un ligero toque de labios contra su frente, acompañado por las grandes manos que se envuelven lentamente en su cintura, tensarse para acercarlo, aunque sus cuerpos ya no se pueden presionar más entre sí.
— ¿Ya estás despierto? — murmura adormilado el ruso, subiendo una mano para alzar su mentón— Buenos días, cariño —susurra besando sus labios.
— Hola bombón —responde, feliz, enterrando su cara en el cuello pálido para ir dejando besitos.
— ¿Cómo está tu cuerpo? —pregunta, bajando su mano de la cintura a la cadera del moreno, donde comienza a dar suaves masajes— ¿Te hice daño? Creo que anoche estaba un poco... ejm... emocionado.
Horacio sale de su escondite para mirar el enrojecido rostro de su novio, sonríe ante la clara vergüenza en su expresión, sonrisa que se vuelve más coqueta cuando nota el rastro de orgullo que hay debajo de esta.
Con una risita cariñosa se estira para chocar sus labios, en un beso lento y delicado.
— Estoy bien, ayer fue maravilloso —responde, cuando logran dejar de besarse por un momento— todo fue perfecto —suspira, enamorado.
— Todo lo que quería era demostrarte cuanto te quiero y cuanto me haces feliz —confiesa— De todas las formas posibles —agrega con una sonrisa mientras mueve las cejas insinuantes.
Horacio suelta una carcajada, siempre encantado de ver que su ruso se está volviendo cada día más cómodo y confiado, como para hacer ese tipo de bromas.
— Pues lo lograste —responde, riendo de manera traviesa— 𝑀𝑢𝑦 bien y muchas veces si lo puedo decir —agrega con tono tentador mientras se frota contra Viktor.
El de cresta vuelve a estallar en carcajadas cuando Volkov en represalia comienza a recorrer sus dedos de manera rápida por las costillas del moreno, haciéndole coquillas.
Se retuerce intentando escapar del ataque gritando por piedad mientras agita las piernas, el ruso suelta una carcajada cuando Horacio logra rodarlos por la cama en busca de venganza.
Ambos se pasan la mañana en la cama, entrelazados hasta no saber quién es quién, dándose cariño y compartiendo besos perezosos, que a ratos aumentan de intensidad, pero no llegan a nada más que amorosas caricias.
Se levantan solo cuando sus estómagos comienzan a rugir, exigiendo por comida.
— Ya verás cuando te pida matrimonio —exclama Horacio, emocionado mientras se visten para ir a desayunar— Te vas a quedar tieso de la emoción con lo que planearé.
— ¿Cómo? —pregunta confundido.
El de cresta se voltea a mirarlo igual de confundido, mientras se pone el saco.
— ¿No hablamos de esto ayer? —pregunta, frustrado— ¿No estuvimos de acuerdo que ambos estamos listos para dar-
— Sí, sí, no hablo de eso —interrumpe el ruso— me refiero... ¿Quién dijo que tú serias el que pida matrimonio?
Volkov le sonríe arrogante, su ceja se alza de manera retadora y se acomoda el botón de la muñequera de la camisa, regodeándose por la expresión estupefacta que logro poner en el rostro de su pareja.
— Ohh... —exclama Horacio deslumbrado— ¿Crees que puedes ganarme? —Viktor puede ver como el de cresta comienza a prácticamente vibrar de la emoción.
— No sé, ¿Puedes ganarme tú? —responde.
Se acerca a grandes zancadas hasta quedar frente a Horacio, lo toma por la cintura y tira de él estrellando sus cuerpos de manera controlada.
Horacio le devuelve la sonrisa, mientras pasa sus brazos por el cuello del ruso, lo acerca en un furioso beso, esta vez no sin rastros de ternura, solo pasión y lujuria salvaje.
Cuando finalmente se separan, la ropa de Horacio está toda arrugada y el cabello de Volkov parece un nido de pájaros, pero ninguno le da importancia.
— ¡Ya verás! —Exclama Horacio, emocionado— ¡Te voy a pedir matrimonio primero y ahí te vas a quedar, derrotado!
Viktor aún aturdido y distraído por los labios hinchados del moreno, tarda un par de segundos en ponerse al día.
— Creo que es seguro decir que pase lo que pase no me voy a sentir derrotado —comenta, con ternura, ante su sobrexcitado novio— Pero yo voy a ganar esto, no te preocupes.
—JÁ, Ya veremos comisario bombón —ríe malvado— ¡Ahora vamos a desayunar, tengo mucha hambre! —grita, enganchando su brazo al de Viktor.
— Claro cariño —acepta, posando su mano sobre el brazo del moreno, para mantenerlo ahí.
Se van del Bungalow discutiendo aún por quien ganara la "competencia" que acaban de acordar.
Pero al final, nada de eso importa, cuando un par de meses después, ambos se piden matrimonio a la vez.
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Volkacio: stream collection
RomantizmColeccion de historias, individuales, basadas en los directos, y pueden llegar a tener ralacion entre si.