✧.°•Found by Destiny || 𝙆𝙤𝙩𝙖𝙎𝙪𝙢𝙖

✧.°•𝙏𝙬𝙚𝙣𝙩𝙮-𝙊𝙣𝙚

—Eri, lo estás haciendo a propósito —se quejó Kota mientras fulminaba a la chica con su mirada oscura; por sus orbes azabaches.

—No es mi culpa lo que salga aquí, así que ahora, ¡Pie izquierdo en azul! —demandó la peliblanca mientras terminaba de girar la flecha.

Estaban en medio partido de Twisteer. El juego de la lona con círculos de 4 colores y según lo que salga deben moverse encima de este.

—Eri sabes que te quiero y todo, pero en este momento me gustaría estrangularte —confesó la mayor de los Shimano mientras hacía su mayor esfuerzo para mantener el equilibrio y no caerse. Pero eso no es tan fácil.

—Vamos, si más fácil no la pudo poner —Katsuma se acomodaba ágilmente sobre el tablero.

Eri volvió a girar la flecha.

—¡Mano derecha en amarillo! —Eri soltó una risa al ver a Mahoro aún más molesta que antes.

Kota estaba en una posición tipo estiramiento, ya que tenía sus dos pues abiertos encima del color correspondiente y su torso inclinado hacía delante mientras sus palmas también estaban en el lugar correspondiente.

—Hola chicos ya llegu... —el señor Shimano al llegar con las compras y ver esa extraña escena frente a él no pudo evitar preguntar—. ¿Qué están haciendo?

Los 4 chicos voltearon a verle.

—¡Jugando Twisteer! —respondieron todos a la vez, algunos con más ánimos que otros.

El señor analizó un poco más la situación.

—Ah... ok... bien los dejo, iré a preparar la cena.

Todos asintieron mientras lo veían llevar varias bolsas a la cocina.

—¡Pie derecho en el rojo!

—¡No me jodas...! —mientras la castaña trataba de llevar su pie al otro lado del tablero, posición tipo hombre araña. Terminó empujando el pie de Kota, haciendo que este cayera torpemente por la falta de equilibrio.

—Mierda... —murmuró el pelinegro en el suelo.

—¿Estas bien Kota? —preguntó Katsuma con un hilo de preocupación en su voz, pero sin cambiar su posición.

El pelinegro asintió.

Pero, Mahoro en ese movimiento también había perdido el equilibrio. Así que Kota no fue el único en el suelo.

—¡Gané! —festejó Katsuma mientras subía ambas manos y hacía una pose de victoria.

—Eso no es justo, me caí por culpa de Mahoro-san...

Eri contuvo una risa. —Lo que digas Kota.

El pelinegro volteó los ojos con una curva retorcida en sus labios.

—Bueno, ahora que mi queridísimo hermano ganó. Yo opino que hagamos otra cosa.

—¿Qué cosa?

Todos pensaron durante un tiempo. No tenían muchas ideas. Entonces, mientras pensaban, escucharon quejarse al señor Shimano.

—Ah... Olvidé el pescado —el hombre veía el agua hervida con preocupación y culpa.

Un bombillo se alumbró en la cabeza de Mahoro. Entonces sin decir nada corrió hasta la habitación que usaban para guardar cosas que usan poco, algo tipo ático.

—¿A dónde fue Mahoro-san? —preguntó Eri con intriga mientras seguía viendo la dirección por la cual la otra chica se había marchado.

—No sé.