¡Baja la Música! [Borrador]

19. Papá

Ewel Daniels.

    — ¡¿Papá?!— Exclama mi hermano completamente asombrado mientras que mi cuñada llora en silencio fulminandome con esos ojos grices.

  — Pues sí —Digo en un bufido, ni siquiera yo mismo me lo creo.

   Samantha ríe en amargura...

   — Claro, la metes sin protección y después te arrepientes cuando vienen las consecuencias  — Dice con voz ronca — ¡A mala hora Anny se dejó envolver por ti!. Ustedes tienen el daño en los genes.

    Mi hermano rueda los ojos viéndola marcharse del departamento.

  — Esto va a ser un problema —Comenta con voz cansada — ¿Quién aguanta a Samantha sin Andrea?. Lo peor es que ahora me culpa hasta a mi.

    Bufo dejándome caer al sofá.  Después de todo no esta para nada equivocada, esto es resultado de mi descuido y ella ha perdido a su amiga por mis embarradas, lógico que me odie, yo igual lo hago.

   — ¿Y que harás con Nora?— Pregunta Ever, solo de oir su nombre se me revuelve el estómago.

 
   — Absolutamente nada. La acompañaré en todas las consultas y estaré en todo lo relacionado con mi hijo. Pero a ella la quiero a metros de distancia .

    Me quedo neutro pensando en que seré padre de aquí a ocho meses y que me he acostumbrado a la presencia de Anny en esta casa y en mi vida. Se acaba de ir y ya extraño su voz, sus chillidos constantes, su perfume dulce, su forma desaliñada de andar por la casa, la bulla que forma al poner música y lo peleona y conflictiva que es —Sonrio— Su tarareo al bañarse, cocinar o hacer algo. Su forma tan peculiar de vestir, su energía, sus besos pasionales, su sensualidad, su lenceria y hasta sus patadas al dormir.

    Simple, mi vida es patética sin ella.

  

    Seis meses después...

   Me levanto temprano para alistarme con calma antes de ir a trabajar. Al entrar al salón y ver el sofá, como cada mañana me recuerdo la vez que por poco tengo sexo con Anny ahí — Pestañeo repetidas veces antes de negar con la cabeza e ir a la cocina.

    Me concentro en retomar mi estilo de vida saludable y centrada, en donde solo importaba mi bienestar y ahora, el de Blake, mi pequeño bebé. Me he acostumbrado a la idea de ser papá y hasta ya estoy ansioso por verle el rostro a mi pequeño.

    Mi movil suena en una llamada tediosa de su madre y respiro hondo antes de contestar.

   — Amor, Blake quiere comer chocolate blanco con nuez y bolitas de queso — Dice rogando por teléfono.

  — Nora, sabes lo que te dijo el médico respecto al chocolate — Hablo fastidiado, no soporto cuando habla con tonito de niña de cinco años para conseguir lo que quiere.

 
     Nora está haciendo un embarazo completamente de riesgo, comenzó a desarrollar una diabetes peligrosa con el embarazo, debe hacer una dieta y reposo estricto para no dañar al bebé ni a ella tampoco.  Solo que le importa tres pepinos el niño, quiere hacer su voluntad, como de costumbre.

    — ¡Una tableta no hace daño amor!— Chilla y ruedo los ojos a sus motes cariñosos.

   — Si hace y te tengo dicho que me llames por mi nombre .

    Se escucha un bufido a través de la línea a la misma vez que cuelgo la llamada.  Cada día el trato con la madre de Blake es mas insoportable, no veo la hora de que nazca mi hijo a ver si las hormonas se le controlan.