La noche transcurrió con tranquilidad. Harry, a pesar de no dormir en casa, se sentía cómodo, tranquilo. Las luces de la ciudad brillaban a través de la ventana, creando un ambiente acogedor que lo envolvía como un suave abrigo. Recordaba cómo había llegado hasta allí, los nervios y la emoción que lo acompañaban, sin embargo, ahora, la paz de aquel momento lo envolvía.
Louis, por otra parte, casi no logró conciliar el sueño. Se encontraba inquieto, deseando que Harry alcanzara el estrellato que merecía. Quería que su voz fuera reconocida y celebrada, así que estuvo gran parte de la noche creando algunas notas para que Harry pudiera ensayarlas en el estudio. Ya había escuchado un poco de su voz, lo que le permitió comenzar por la afinación y las escalas necesarias, mientras la melodía que resonaba en su mente se convertía en una especie de mantra.
Al día siguiente, Louis fue el primero en salir de su habitación. La luz del sol se filtraba suavemente a través de las cortinas, iluminando el pasillo con un resplandor cálido. Se dirigió a la cocina, pues sabía que la señora Darcy ya tendría listo el desayuno; eran ya las 10 de la mañana y el aroma exquisito de tostadas y café llenaba el aire. Al llegar a la cocina, se sorprendió al ver solo a la señora Darcy, quien le sonrió con complicidad.
-¿Harry ya se encuentra despierto? -preguntó Louis, su voz reflejando una mezcla de curiosidad y preocupación.
-No, querido, aún está dormido -respondió la señora Darcy, con una mirada comprensiva.
Louis decidió que era mejor despertarlo para que desayunara; incluso si él quería, podría ir a dormir de nuevo después. Así que, con determinación, subió a la habitación de Harry.
Tocó la puerta delicadamente, dudando un momento. Se debatía internamente entre dejarlo dormir un poco más o insistir en que comiera algo. Finalmente, decidió que no podía permitir que Harry se saltara el desayuno. Tras unos minutos de espera, la puerta se abrió lentamente, revelando a Harry, quien se frotaba los ojos en señal de somnolencia. Su cabello estaba completamente despeinado y la ropa que llevaba puesta consistía en una playera algo vieja y un short que no parecía adecuado para el clima frío de Londres.
A Louis le dio ternura verlo de esa manera, pero también se preocupó de inmediato al recordar la temperatura exterior. No quería que se enfermara, así que sintió un impulso protector.
-Oh, disculpa, Harry. Siento despertarte, pero el desayuno ya está listo -dijo Louis, tratando de mantener una expresión seria, aunque una pequeña sonrisa se escapó de sus labios al contemplar la escena.
-¿Desayuno? Bueno, no tengo mucha hambre, pero si quieres puedo acompañarte -respondió Harry, con la voz aún ronca, una mezcla de pereza y desinterés.
-Harry, ¿no pasaste frío con esa ropa?- preguntó Louis, intentando ocultar su preocupación.
-En realidad es mi pijama. No sabía la gran diferencia de temperatura entre Londres y Dallas -respondió Harry, justo antes de soltar un estornudo que lo sorprendió.
-Espera aquí, ahora vuelvo -dijo Louis, decidido, y antes de que Harry pudiera reaccionar, ya había desaparecido por el pasillo.
Harry dejó la puerta entreabierta y se dirigió al baño para lavarse los dientes y acomodar un poco su cabello. Se sentía avergonzado, su imagen era un completo desastre y no podía creer que Louis no se riera en su cara.
De pronto, sus pensamientos fueron interrumpidos por un suave toque en la puerta.
-Te traje esto - anunció Louis desde el otro lado-. Póntelo y baja a desayunar. En estos momentos no puedes enfermar. No tardes, o el desayuno se enfriará.
Harry sonrió al escuchar el tono protector en la voz de Louis, recordando la calidez de su hogar. Esa escena casi le resultó familiar, como cuando Anne, su madre, lo cuidaba para que no se resfriara.
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Sinfonía de Corazones
RomanceHarry, agobiado por la monotonía de su vida, sentía que necesitaba un cambio radical y urgente. Desesperado por encontrar una solución, decidió enviar un mensaje a su cantante favorito, pidiéndole ayuda en un acto impulsivo que no esperaba que tuvie...