Un Elegido vendrá, nacido sin padre, y a través de él se restablecerá el equilibrio definitivo en la Fuerza.
En toda la galaxia, muchos habían oído la profecía del Elegido. Desde el descubrimiento de Anakin Skywalker, la mayoría de la Orden Jedi est...
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Exegol, 35 D.B.Y
Lo último que sintió Kaia fue el sable de luz de Snoke, o más bien de Darth Plagueis, atravesándole el corazón. Unos ojos fríos de un azul hielo perforaron sus ojos de color verde bosque mientras la batalla entre la Primera Orden y la Resistencia continuaba en el cielo. La vida se fue agotando lentamente de Kaia mientras caía de rodillas. Una sonrisa maliciosa que se extendía por su rostro pálido y profundamente desfigurado fue lo último que vio antes de descender a la oscuridad.
Sin embargo, la oscuridad no era infinita. En cambio, una luz brillante la rodeaba y sentía que estaba cayendo, girando sin control hasta que no supo qué era lo que estaba arriba y abajo. Luego todo se detuvo, pero la luz cegadora permaneció. Kaia levantó una mano para protegerse de la luz del sol. Solo entonces recuperó el sentido y se sentó rápidamente, extendiendo la mano hacia su cinturón solo para descubrir que su sable de luz había desaparecido.
Al observar su entorno (los archipiélagos volcánicos formados por piedra negra rodeados de océanos profundos), Kaia lo reconoció rápidamente: el planeta Ahch-To, donde su antiguo maestro se había estado escondiendo desde la caída de su nuevo templo Jedi, que una vez había sido el lugar de nacimiento de la Orden Jedi original.
––Te dije que no iba a salir como pensabas.
Kaia giró la cabeza en dirección a la voz familiar y se quedó sin aliento al ver a Luke Skywalker en persona. No tenía la apariencia de un fantasma de la Fuerza, lo que la confundió mucho porque lo había sentido cuando él falleció en la Fuerza.
––¿Luke? -Kaia se puso de pie de un salto. –– Tú... tú... moriste -Entonces recordó que el sable de luz rojo de Darth Plagueis le había atravesado el corazón y tocó el área donde debería haber un agujero, pero allí no había nada.–– ¿Estoy muerta? -preguntó, pensando que era la única explicación posible.
––En cierto modo, sí -asintió Luke.–– En otro, no.
Kaia frunció el ceño, levantó una mano y le dio un golpecito a Luke en la frente para comprobar si realmente estaba allí o si simplemente era la Fuerza jugándole una mala broma. ––Ay - exclamó Luke, mirando fijamente a su antiguo padawan. ––Eso fue innecesario".
––¿Qué está pasando? -preguntó Kaia, alejándose un paso del Maestro Jedi para mirar a su alrededor ––Estaba en Exegol luchando contra Snoke, y ahora estoy aquí contigo. No pude matarlo. Era demasiado fuerte...
