🍪Capítulo 27🍪

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Nadie debería acostumbrarse a lo malo

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Nadie debería acostumbrarse a lo malo. Después llega lo bonito y crees no merecerlo.
«Narra Jungkook»

No había podido dormir como a mi me gustaba, pero algo reconfortaba más mi corazón, y era ese chico rubio a mi lado, cuando entramos a casa tenía una urgencia de dormir junto a el y eso había sucedido, lo traje escaleras arriba y lo metí a mi habitación para que pudiera dormir abrazado a el. Y así estábamos ahora, la colcha cubriendo hasta nuestros hombros, el cuerpo de Jimin estaba ligeramente caliente. Toque su frente y me di cuenta que tenía algo de fiebre.
Lo cobije un poco más, y aferre su cuerpo más a mi.
Después de varias horas más se dieron las diez de la mañana, tocaron la puerta de mi habitación, suspiré al dejar a Jimin durmiendo y me levanté para ir a abrir.

-¿Jimin está aquí?- pregunto su madre preocupada.- ¿Esta contigo?

-Si, se quedó conmigo anoche.- suspiro y asíntio.- Tiene un poco de fiebre, ¿Podrías conseguir algún medicamento para esto?

-¿Se enfermo?- suspiro y asintió.- Ahora regreso.

Se fue por el pasillo, cerré la puerta y al darme la vuelta Jimin se encontraba sentado en la cama. Me acerque para tomar asiento al lado de el, su rostro estaba rojo por la fiebre.

-¿Cómo te sientes?- sorbió sus mocos y asintió mirándome.- Tienes fiebre asi que acuéstate otro rato.

Lo obligue a acostarse y lo cobije con las mantas, cerro los ojos y no tardo en dormir nuevamente.
Tocaron nuevamente la puerta y me levanté para abrirla, Han-Na se encontraba con una caja y un vaso de agua, me las entrego.

-Preparare el desayuno para que le comentés a Jimin.- asentí y se retiró de ahí, cerré la puerta y me acerque a mi escritorio.

Tome la caja y saque una sola pastilla, tome el vaso de agua y me acerque hasta Jimin, tome asiento en la cama y lo zarandee levemente hasta conseguir que se despertara.

-Te traje una pastilla.- asintió y tomo asiento, se la entregue y se la tomo enseguida.- Iremos a desayunar.

-No tengo hambre.- me entrego el vaso y se restrego el rostro.- Me duele demasiado mi cabeza.

-Es por la fiebre, ¿Te duele algo más?- asintió recargando su rostro en sus rodillas.

-Todo.- dijo en un hilo de voz, acaricie su cabellera rubia.

-Descansa te traeré el desayuno aquí.- negó y quiso levantarse pero se lo prohibi.- Te quedarás aquí a descansar, no te estoy preguntando, simplemente te recostaras y te traeré el desayuno aquí.

-Eres un gruñón.- sonreí y lo tape con las cobijas.

-Ahora vengo.- dije para salir de la habitación.

Baje las escaleras y pase la sala donde mis padres tomaba un te mirando la televisión, me parecía extraño mirar a mi padre a estas horas en la casa.

-¿No fuiste a trabajar?- pregunté acercándome.

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