Momentos dorados (LEER)

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La noticia llegó de forma inesperada. Los padres de Scaramouche estaban en la sala de la casa, con los abogados sentados frente a ellos, sus expresiones serias. El padre de Scaramouche había estado presionando para la mudanza desde que el último incidente salió a la luz, con la esperanza de llevar a la familia a otro país, lejos del historial cada vez más complicado de su hijo. Pero las palabras de los abogados lo dejaron frío.

—No es posible, —dijo uno de los abogados, con un tono firme pero medido—. Dadas las circunstancias, y considerando el historial de Scaramouche, además del reciente cambio de residencia a Reino Unido, las autoridades no aprobarían otra mudanza internacional por ahora. Tendrían que esperar, al menos, unos cuatro años antes de poder considerar un cambio de país.

La sala se quedó en silencio. El rostro de la madre de Scaramouche perdió todo color, y su padre dejó escapar un suspiro profundo, visiblemente frustrado. Habían contado con esa opción como una solución, como un escape del pasado de su hijo, pero ahora todo ese plan se desmoronaba ante sus ojos.

—¿Cuatro años? —repitió el padre, como si no pudiera creerlo—. No hay manera de que esto pueda arreglarse antes de tiempo. ¿No podemos presentar una apelación o... o cualquier otra cosa?

—No hay margen de negociación, señor, —dijo el abogado más veterano, mirando con frialdad la desesperación en los rostros de los padres—. El historial de su hijo en Japón y el reciente incidente en Reino Unido lo complican todo. Cualquier movimiento precipitado pondría en riesgo su situación legal, le recomendamos que se mantengan ocultos.

Scaramouche, que estaba escuchando desde las escaleras, tuvo que contener una sonrisa. Intentó mantener la calma, pero por dentro, su corazón latía rápidamente con una mezcla de emoción y alivio. La frustración de sus padres era clara, pero para él, aquella era la mejor noticia que podía recibir. No tendría que dejar a Aether.

Minutos después, en la privacidad de su habitación, Scaramouche tomó su teléfono y escribió rápidamente un mensaje para Aether:

—Tengo buenas noticias. No nos mudaremos. Parece que nos quedamos en Reino Unido... mínimo cuatro años más.

Envió el mensaje, sintiendo una oleada de alivio recorrerlo. Había ganado tiempo, tiempo para estar con Aether, para seguir construyendo lo que tenían. No pasó mucho antes de que el teléfono vibrara suavemente en su mano.

Aether tardó unos minutos en responder, lo cual solo aumentó la ansiedad de Scaramouche. La respuesta finalmente llegó, simple pero clara:

—¿En serio? ¿Estás seguro de eso?

Scaramouche sonrió, casi sintiendo la incredulidad de Aether a través de la pantalla. Se apresuró a responder, sus dedos moviéndose con rapidez mientras escribía:

—Sí, lo dijeron los abogados. Mis padres están furiosos, pero a mí me da igual. Cuatro años, Aether. Cuatro años en los que podremos estar juntos, sin que nadie nos separe.

El teléfono permaneció en silencio por unos minutos más, y Scaramouche comenzó a preguntarse si había dicho algo mal, si quizás Aether no compartía la misma emoción. Finalmente, un nuevo mensaje apareció en la pantalla:

—Me alegra escucharlo. No quiero que te vayas... nunca.

Scaramouche sintió que su corazón se aceleraba, y sin poder evitarlo, soltó una risa ligera, casi nerviosa. Le envió otro mensaje, más relajado esta vez, en tono de broma:

-¿Estabas preocupado?

Aether respondió casi al instante:

—No, más bien porque sé que nadie es tan insoportable como tú.

Golden Hour[Scaraether][Xiaoaether]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora