I LOVE YOU

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Notita: Los volví a publicar porque me aparecía que algunos capítulos no se habían publicado y otros sí, así que prefiero asegurarme. También aprovecho para decir que continuaré con la historia el fin de semana por compromisos académicos. I'm sorry much. Ahora sí continuemos. (de nuevo) :(
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Ardnael♡

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Hyunjin se acercó a la puerta de la habitación de Félix con un ramo de flores en la mano. Respiró profundamente y llamó suavemente. No obtuvo respuesta, así que abrió la puerta con cuidado.

Justo al entrar, escuchó una voz familiar. Era la voz de Minho. Félix estaba sentado en la cama, hablando por teléfono.

—Y... bueno, el apodo que nos puso mamá, 'Minlix'. ¿No es gracioso?

La sangre se le heló a Hyunjin en las venas. Su corazón se estrujó al escuchar a Félix referirse a sí mismo y a Minho de esa manera tan cariñosa.

Félix, al notar la presencia de Hyunjin, se sobresaltó, se despidió de Minho y finalizó la llamada. —Hyunjin, ¿qué haces aquí?

Hyunjin se quedó parado en el umbral, sin saber qué decir. —Yo... vine a verte.

Félix se levantó de la cama y se acercó a él, tratando de sonreír.—Gracias por las flores. Son hermosas.

Hyunjin le entregó el ramo mecánicamente.
—De nada.

—Lo siento, no sabía que estabas aquí. Estaba hablando con Minho.

—No te preocupes.- respondió Hyunjin con voz apagada. —Escuché un poco de la conversación.

Félix bajó la mirada.—Sí, bueno... Minho y yo somos novios ahora.

Hyunjin asintió con la cabeza, tratando de ocultar el dolor que sentía.—Lo sé. Escuché que te llamabas 'Minlix'.

Félix se sonrojó. —Sí, fue idea de mi mamá. Es un poco tonto, ¿verdad?

Hyunjin forzó una sonrisa.—No, no lo es. Me alegra que seas feliz.

Y con eso, Hyunjin se dio la vuelta y salió de la habitación. Se sentía como si le hubieran arrancado un pedazo del corazón.

—¡Hyunjin espera!- intentó llamarlo Félix pero Hyunjin ya había desaparecido.

Hyunjin caminaba sin rumbo fijo por las calles, sus pies arrastrando por el pavimento. El sol del atardecer bañaba la ciudad con una luz suave, pero para él, todo parecía gris y descolorido. La imagen de Félix y Minho juntos, felices y enamorados, se repetía una y otra vez en su mente.

Se sentía como un tonto. ¿Cómo había podido pensar que podía separar a dos personas que se amaban tanto? Se había dejado llevar por sus propios sentimientos, sin pensar en las consecuencias que podría tener su confesión. Ahora, Félix y Minho estaban juntos, y él se había quedado solo, con el corazón roto.

Se detuvo en una banca del parque y dejó caer su cabeza entre sus manos. "Lo arruiné todo", murmuró para sí mismo. Había querido que Félix lo amara, pero al hacerlo, había destruido su propia felicidad y la de sus amigos.