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Un suave resplandor dorado bañaba la sala, filtrándose a través de las cortinas de encaje. El aroma a lavanda y vainilla, proveniente de las velas esparcidas por la habitación, se mezclaba con el delicioso olor de la comida casera que emanaba de la cocina. Globos de colores pastel adornaban el techo, creando un ambiente festivo y alegre. En el centro de la mesa, un pastel de chocolate con una vela en forma de corazón era el protagonista indiscutible.

Félix, radiante de felicidad, observaba a sus amigos reunidos alrededor de la mesa, riendo y compartiendo anécdotas. Minho, sentado a su lado, no podía evitar sentir una inmensa alegría al ver a su amigo tan recuperado.

La madre de Félix se levantó, su mirada recorriendo los rostros de los presentes. Con la voz entrecortada por la emoción, comenzó a hablar. —Quiero proponer un brindis muy especial. Como muchos saben, este año ha sido un camino lleno de desafíos para Félix. Pero su valentía, su espíritu luchador y su sonrisa contagiosa nos han inspirado a todos. Quiero brindar por mi hijo, por su recuperación y por todos los momentos felices que nos esperan juntos.

Levantó su copa. En ese instante, el tiempo pareció detenerse. Los rostros de los presentes reflejaban una mezcla de alegría, emoción y gratitud. Todos levantaron sus copas y brindaron. Félix, con los ojos llenos de lágrimas, agradeció a su madre y a sus amigos. —Gracias a todos por estar aquí conmigo. Significa el mundo para mí.

A continuación, Minho tomó la palabra.
—Quiero brindar por nuestra amistad. Por todos los momentos que hemos compartido, por las risas, las lágrimas y los recuerdos que atesoraremos siempre. Félix, eres mi mejor amigo y mi novio, y te amo con todo mi corazón.

—¡Por nuestra amistad!-brindó Hyunjin.

Jeongin, con su característica sonrisa pícara, levantó su copa. —Y yo quiero brindar por mi cuñado favorito. Félix, eres el mejor hermano que alguien podría pedir. Ahora, solo nos falta una cosa: ¡Sobrinos!

La mesa se llenó de risas. Félix y Minho se sonrojaron, mientras que los demás amigos aplaudían y gritaban.

El entrenador, con una sonrisa orgullosa, se levantó. —Y yo quiero brindar por el regreso de nuestro bailarín estrella. Félix, tu talento y tu dedicación son una inspiración para todos nosotros. Y tengo buenas noticias: ¡habrá una nueva competencia en la academia, y quiero que seas el primero en participar!

La noticia emocionó a todos. Jisung, levantó su copa. —¡Brindo para que Félix vuelva a brillar en el escenario como siempre lo ha hecho!

La noche continuó con más risas, historias y música. Félix, rodeado de sus seres queridos, se sentía más feliz que nunca. Sabía que, con su apoyo, podría superar cualquier desafío y alcanzar todos sus sueños.

Después de la cena, los amigos se reunieron en el sofá para ver un álbum de fotos de Félix. Las risas y los comentarios llenaron la habitación mientras recordaban viejos tiempos y aventuras. Minho sacó su teléfono y comenzó a grabar un video con todos los presentes, deseándole a Félix una pronta recuperación.

Más tarde, mientras las estrellas brillaban en el cielo nocturno, Félix y Minho salieron al jardín. Se sentaron en un banco y contemplaron el paisaje. —Nunca olvidaré todo lo que han hecho por mí.- dijo Félix, mirando a Minho.

—Siempre estaremos aquí para ti.-respondió Minho, tomando su mano.

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Los rayos del sol se colaban por las rendijas de las cortinas, iluminando la habitación de Félix con una suave luz dorada. El joven abrió los ojos lentamente, sintiendo una alegría que lo invadía por completo. Era un nuevo día y, con él, una nueva etapa en su vida. Se levantó de un salto y se dirigió al baño, donde se sometió a una refrescante ducha. El agua caliente recorría su cuerpo, disipando cualquier resto de cansancio y dejándolo listo para enfrentar el día.

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