Minho se sentó en el borde de la cama, mirando fijamente el reflejo de su rostro en el espejo. Las ojeras oscuras y la mirada perdida del día anterior parecían haberse desvanecido, dejando paso a una determinación renovada. Recordó las palabras de aliento de Félix, las risas compartidas con sus amigos y la emoción de haber sido seleccionado para el equipo Élite.
Se levantó y se dirigió al espejo, comenzando a realizar unos sencillos estiramientos. Con cada movimiento, sentía cómo su cuerpo cobraba vida, cómo la energía fluía por sus venas. Cerró los ojos y respiró profundamente, visualizando la competencia. Se veía a sí mismo bailando con gracia y confianza, llevando a su equipo a la victoria.
Al llegar al estudio, Minho se sintió más ligero y lleno de energía. Sus compañeros lo recibieron con sonrisas cálidas, notando un cambio en su actitud. Durante la práctica, se entregó por completo, realizando cada movimiento con pasión y precisión.
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Cuando llegó el día de la competencia, Minho se sintió más preparado que nunca. Al escuchar el anuncio de su equipo, una oleada de adrenalina lo recorrió. Se concentró en su respiración, bloqueando todas las distracciones.
Su presentación fue impecable. Cada movimiento era fluido y expresivo, transmitiendo una fuerza y una emoción que conmovieron al público y a los jueces. Al finalizar, recibió una ovación ensordecedora.
Cuando se anunciaron los resultados, el corazón de Minho latía con fuerza. Al escuchar que el equipo Élite había ganado, sintió una inmensa alegría. Se abrazó con sus compañeros, celebrando juntos su triunfo.
Minho y Félix se abrazaron en el centro del escenario, la música aún resonando en sus oídos. El calor del cuerpo de Félix irradiaba una tranquilidad que Minho nunca había experimentado antes. Cerró los ojos y se aferró a su amigo, sintiendo cómo la tensión se desvanecía de su cuerpo. Era como si los años de dolor y sufrimiento se estuvieran disolviendo en ese abrazo.
Cuando finalmente se separaron, sus miradas se encontraron. En los ojos de Félix, Minho vio una mezcla de orgullo y ternura. —Lo logramos.-susurró Félix, su voz apenas audible. Minho asintió, una sonrisa tímida curvando sus labios. —Gracias a ti.- respondió, su voz cargada de emoción.
Se quedaron así por un momento, simplemente disfrutando de la compañía del otro. En ese instante, se dieron cuenta de lo lejos que habían llegado y de lo mucho que significaban el uno para el otro.
"No dejaré que el pasado me defina. Soy más fuerte de lo que creía."
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Minho y Félix se encontraban en el bar, rodeados de sus compañeros de equipo. La música a todo volumen llenaba el lugar, y todos bailaban y reían. Minho se acercó a Félix con una cerveza en la mano.
—Nunca pensé que ganaríamos.-dijo Minho, sonriendo.
—Yo tampoco.-respondió Félix.-Pero lo hicimos. Y lo hicimos juntos.
En ese momento, la música se detuvo y todos se quedaron en silencio. El entrenador del grupo se puso de pie y levantó su copa.
—¡Por nosotros! ¡Por el equipo Élite!.- exclamó.
Todos chocaron sus copas y brindaron. En ese instante, sintieron una inmensa sensación de orgullo y camaradería.
La música se suavizó, pasando a una balada lenta y romántica. Minho se acercó a Félix, ofreciéndole su mano. Félix sonrió y la aceptó. Se miraron a los ojos, y en ese instante, el mundo se desvaneció a su alrededor. Se movían al ritmo de la música, sus cuerpos cerca, sus respiraciones entrelazadas. Minho se sintió tan feliz y agradecido de tener a Félix a su lado.
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I LOVE YOU
RandomAmar en silencio es como llevar una piedra en el corazón. Y más aún cuando esa piedra es tu mejor amigo. Minho lo sabía bien. Desde hacía tiempo, sentía algo más que una simple amistad por Félix, pero el miedo a perder su valioso vínculo lo mantenía...