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Jaehyun estaba disfrutando de ese pequeño rato antes del partido

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Jaehyun estaba disfrutando de ese pequeño rato antes del partido. Woonhak había bajado de las gradas para verle, y le estaba acompañando hasta que los llamaran para salir. Le daba conversación sobre cualquier cosa, y hacía que el tiempo fuera más ameno. Ambos estaban sentados en un banquillo, aunque Jaehyun se las había apañado para tener al bonito omega con olor a rosas sentado sobre sus piernas, sobre todo sabiendo que Yeonjun estaba cerca; seguía sin gustarle la idea de que ese alfa estuviera detrás de Woonhak. Le tranquilizaba saber que el omega llevaba todo su olor encima que impedía que otros alfas se le acercaran con otras intenciones que no fueran amistad.

Jaehyun, el partido va a empezar. Tenemos que salir ya.—le avisó Sungho, quien entraba por la puerta en ese momento después de hablar con el entrenador. Jaehyun miró a Woonhak después de asentir en respuesta.

Deséame mucha suerte, bonito.—le dio un apretón en la cintura antes de soltarle para permitirle levantarse de su regazo.

Claro, Hyung.—el omega le sonrió una vez que estuvieron ambos de pie, frente a frente.—Te estaré animando desde las gradas.—añadió. Pero cuando estuvo a punto de irse, Jaehyun le agarró del brazo:

¿Y mi abrazo y mi besito de buena suerte?—se quejó. Woonhak puso sus ojos en blanco y regresó para colgarse de su cuello y dejar un besito en la mejilla del alfa.—Ahora mucho mejor. Ve a animarme, tengo algo para ti después.—y dicho eso, Jaehyun le dio un golpecito en el trasero antes de dirigirse al campo, con una sonrisa enorme dibujándose en sus labios tras haber apreciado por el rabillo del ojo el rostro sonrojado y confundido del omega.

"Mientras esta vez no le pegues un balonazo..." le recordó su lobo.

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El partido no solo estaba siendo agotador, sino que los del equipo rival se lo estaban poniendo más difícil de lo que Jaehyun creía que sería. Ya iban en la segunda mitad y aún iban en empate 1-1, a ese paso no iban a ganar.

Y Jaehyun quería ganar a toda costa. No pensaba quedar mal delante de Woonhak. Aún quedaban quince minutos de partido, así que podía esforzarse un poco más y marcar algún punto.

Y eso estaba a punto de hacer cuando otro jugador le metió la zancadilla para quitarle el balón. Falta en toda regla, pero el árbitro no pitó nada a pesar de que estaba en el suelo y de que se había hecho una herida para nada pequeña en la rodilla. Gruñó frustrado mientras arrancaba un puñado de hierba para lanzarla con rabia contra el suelo de nuevo mientras Sungho iba a reclamarle al árbitro la falta. Riwoo le dio la mano para ponerlo en pie. El olor a té verde del alfa comenzó a intensificarse, y de muy mala manera.

Hay que seguir. Por lo menos no dejemos que marquen de nuevo.

Vamos a ganar.—replicó Jaehyun, y después volvió a incorporarse al juego, logrando disipar la mirada de preocupación del omega que lo veía desde las gradas. Realmente pensó que Jaehyun se había hecho mucho daño con la caída.

Pero el universo estaba totalmente en contra de Jaehyun ese día.

Para cuando llegó a defender la portería, el otro equipo ya había logrado marcarles un gol y el árbitro alzaba un cartelito digital que indicaba que solo quedaban siete minutos de partido.

Aunque en siete minutos pueden pasar muchas cosas, ¿verdad?

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