III

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El camino hacia la casa del tío Mark había sido agradable visualmente, con el atardecer a un lado observando el paisaje campirano en esa carretera, Lando se metió en sus pensamientos y disfrutó de estar observando los bellos paisajes que aparecían frente a él con algo de resignación de por medio.

Finalmente llegaron a al rancho, que comprendía varias hectáreas y parecía un lugar perfecto para disfrutar del campo y explorar. Excepto para Lando, quien para nada estaba acostumbrado al estilo de vida y no parecía muy alentador.

Al llegar a la casa, que no era particularmente lujosa pero sí acogedora construida a manera de cabaña, con un cobertizo de madera, pisos laminados y una decoración campirana.

Un chico alto, de rizos castaños y amplia sonrisa los esperaba en la puerta.

—Volvimos Dani, ¿nos acompañas a la cena? Él es mi sobrino Lando.

—¡Claro tío Mark! Que gusto Lando— dijo estrechando su mano con fuerza— ¡bienvenido a la buena vida! Disfrutarás mucho de estar aquí— dijo aquel joven algo mayor que él a quien aún no conocía.

—Ni que lo digas— respondió para si mismo con tono sarcástico Lando, quien fue escuchado sólo por Fernando quien le dirigió una dura mirada, y al verse descubierto optó por cambiar su discurso—un gusto Daniel.

—Fer, ¿me acompañas a terminar la cena? Dejemos que los jóvenes se conozcan— dijo Mark prácticamente arrastrando a Fernando a la cocina, cocinar no era lo suyo, usualmente era Mark quien tenía un don natural para la cocina y lo siguió con resignación.

Oscar y Dani charlaron un poco, Daniel parecía un sujeto simpático, con una enorme sonrisa y optimismo natural que contrastaba con la seriedad y aspecto frío de Oscar, sin embargo se notaba el aprecio mutuo que se tenían, Lando no pudo evitar escuchar que se llamaban primos por lo que interrumpió la conversación:

—¿Somos familia?

Oscar y Daniel trataban de elaborar una respuesta más no contestaban inmediatamente lo cual a Lando le pareció extraño, hasta que Daniel optó por aclarar la situación a pesar de que Oscar trataba de impedirlo.

—Verás Lando, no, no somos familia, pero perdí a mis padres siendo un chico un poco más joven que ustedes. El tío Mark me acogió y me ha apoyado ya que era gran amigo de mis padres, y desde entonces he vivido con esta familia además de trabajar en el rancho de la familia y apoyarlos en lo que hace falta, es mi manera de retribuir lo que Mark y Fer han hecho por mi.

—Oh— dijo Lando mirando hacia el suelo incómodo, sentía que se había entrometido de más en la conversación y que había incomodado a Daniel —lo siento, no quise entrometerme.

—Está bien Lando, pierde cuidado— dijo Daniel volviendo a sonreír como lo hacía en un inicio golpeando suavemente con el puño el hombro del británico— ¡vengan adentro! El tío Mark ha preparado algo especial para recibirte Lando.

Sentados a la mesa Mark servía una deliciosa cena al estilo sureño compuesta de costillas ahumadas, arroz rojo, patatas al horno y un exquisito pie de manzana además de los scones que había enviado la mamá de Lando. Todos disfrutaron de la cena y los postres, los cuatro locales charlaban ocasionalmente de las labores que realizarían durante el resto de la semana mientras Lando escuchaba atento. El cielo comenzaba a tornarse oscuro cuando Fernando se levantó y dijo:

—¡Pero miren la hora! Es tardísimo, me retiro a dormir mañana hay que madrugar

—Pero apenas son las 8:30— dijo Lando confundido.

—¡Diablos es tardísimo!— dijo Mark lamentándose. Será mejor que recojamos todo y vayamos a dormir, nos espera una larga jornada mañana, a las 5am debemos estar en los establos.

Llévame Contigo 🤎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora