IV

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A la mañana siguiente Oscar, Daniel y Lando partían hacia Eureka Springs, tal como Mark se los había ordenado.

El camino tomaba alrededor de media hora, afortunadamente en esta ocasión no habían tenido que levantarse de madrugada lo cual Lando agradecía infinitamente. Habían cargado los insumos a la camioneta y se dirigían al supermercado de los Vettel.

Todo transcurría en aparente calma, salvo la tensión constante entre Oscar y Lando quienes no se soportaban, al bajar de la camioneta, Lando tenía los ojos hinchados y reprimía un estornudo queriendo salir.

—¡Por dios Lando! Sólo suéltalo, es patético eso que haces, además no creo que sea sano.

—¿Soltarlo? ¡Que dices! Eso es asquero.... Achhhhh...— dijo Lando reprimiendo un estornudo por enésima ocasión.

—Vaya, al debilucho ciudadano le da alergia el campo, quien lo diría— decía Oscar con tono sarcástico burlándose de Lando.

—Chicos, no peleen, hagamos el trabajo que nos pidió el tío Mark, no se distraigan de la razón por la que estamos aquí— dijo Daniel en tono conciliador.

Ambos jóvenes se lanzaban miradas intensas pero decidieron ignorarse y continuar trabajando junto con Daniel. Todo parecía normal hasta que un chico rubio, de elegante tejana blanca, camisa y botas a juego de aspecto muy costoso se acercó a saludarlos.

—¡Vaya! Pero si son mis granjeros favoritos, ¿ganándose unos centavos esta semana chicos? Debe ser duro para ustedes.

—Oh que tal Liam, también es un gusto verte *como una patada en las bolas* dinos, ¿qué te trae hoy por aquí?— dijo Daniel murmurando esto último a sus amigos.

—Mmm nada en especial, Rita me ha enviado a traer algunos productos *baratos* para nuestra cocinera— respondió el rubio haciendo énfasis en la palabra baratos mientras tomaba una lata de conserva que Oscar recién había acomodado en el estante, provocando que este último pusiera los ojos en blanco.

La hostilidad era palpable, incluso para Oscar.

—¡No me digas! ¡Que interesante Liam!— respondió Daniel sarcásticamente— dime, ¿tan aburrida resulta la vida de lujo que haz optado por tareas más cotidianas? ¿O simplemente papá está cansado de comprar amistades para ti?

—¡Eso no te incumbe Daniel!— dijo Liam alzando la voz mientras el color de su rostro se encendía.

—¿En verdad Liam? Jaja, por qué es de conocimiento público que tu familia compra amistades por docenas— respondió Oscar satisfecho sonriendo.

—¡Cállate Oscar! Tú no sabes absolutamente nada sobre mi.

—Vamos Liam, relájate, sólo bromeamos, no es para tanto— respondió Daniel tratando de llevar la riña a termino, pero Liam ya tenía posados sus ojos en su siguiente víctima, acercándose peligrosamente al británico invadiendo su espacio personal.

—¿Y tú? ¿Quién se supone que eres y qué haces asociado con este par de granjeros?— le soltó Liam a Lando tan cerca que alcanzaba a escupirle gotas de saliva en el rostro.

—Yo... yo, no tengo nada que decir— respondió cabizbajo Lando haciendo que Liam estallara en una carcajada burlona al percibir su acento europeo.

—Liam, ¡déjalo en paz! El no tiene nada que ver en este asunto ni contigo— dijo Oscar interponiéndose entre ambos mirando furioso a Liam, quien era más bajo que él.

Llévame Contigo 🤎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora