XVI

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Había imaginado tantas veces ese momento y cómo reaccionaría, que haría o que le diría. Sin embargo, con el pasar de los días gran llama de la emoción había decrecido con la incertidumbre, y poco a poco fue reemplazada por la sombra de la desilusión.

Lando se levantó y miró el rostro sorprendido del contrario sin mostrar emoción alguna, su mirada apagada que reflejaba profunda tristeza y su rostro inexpresivo no engañaba a nadie.

—Si Patricio, soy yo— respondió Lando en tono monótono y sin mucha emoción mientras sacudía sus rodillas llenas de tierra y sobaba sus manos adoloridas por amortiguar la caída.

—Disculpa Lando yo.... Pero, ¿estás bien? ¿Te haz hecho daño? ¡Lando tus manos!— dijo Patricio acercándose hacia el inspeccionándolo, pronto unos pasos apresurados doblaron la esquina encontrándose con ellos.

—Vaya.... hasta... que.... los alcanzamos— dijo Lance intentando recobrar el aliento mientras doblaba su espalda acomodando sus manos sobre sus rodillas y respirando con dificultad. Daniel sonreía pues veía a Patricio tomando de las manos a Lando y bromista le dijo a Lance:

—Claramente necesitas mejorar tu condición amigo— dándole unas palmadas en la espalda a su amigo, cuando se percató de la mirada fría y decepcionada de Lando "oh no", pensó.

—No hace falta— dijo Lando tratando de ocultar sus manos pero Patricio no lo soltó.

—Lando estás sangrando, tienes algunos cortes profundos, ven conmigo yo puedo curarte, permíteme ayudarte— le dijo Patricio preocupado, y algo sorprendido por su actitud tan fría.

—Patricio tiene razón Lando— habló ahora Daniel— además este es el consultorio de su madre, no está de más que te eche un vistazo volveremos más tarde por ti, nos llevaremos a Aura y puedes escribirme si necesitas algo.

Lando tuvo que doblegar su orgullo, realmente sentía dolor, tanto físico como emocional, algo aprisionaba su pecho y sentía que se soltaría en llanto en cualquier momento, tragó saliva y entró con Patricio al consultorio.

—Mi mamá ha salido y no regresará hasta mañana, pero me ha enseñado bien así que puedo atenderte— dijo Patricio sonriéndole y hablándole con cariño mientras lavaba sus manos con sumo cuidado aplicando jabón antibacterial y procedió a secarlas con papel— ven toma asiento por aquí.

Patricio indicó a su paciente donde debía sentarse y tomó algunos artículos del botiquín
—esto arderá un poco, puedes golpearme cuando sanes si quieres— dijo Patricio bromeando al aplicar el spray antiséptico para después envolver la parte herida con unas gasas pero Lando ni se inmutó ni lo miraba—uhm... ¿Lando?...

El británico, que permanecía con la mirada perdida y no había dicho una sola palabra desde que entraron al consultorio, ahora hacia contacto visual con Patricio, pero no era la mirada tierna, dulce, ansiosa y llena de anhelo de antes y Patricio lo notaba. Su mirada ahora lucía tan gris como las últimas semanas, triste y vacía.

Patricio intentó hablar de otra cosa tratando de conocer el porqué de su reacción, o más bien la falta de esta, además estaba feliz de ver a Lando por fin, así que soltó la pregunta —¿cuándo fue que volviste mi lord?— y dijo esto aún sin desprenderse de las manos del británico.

—¿Disculpa?— ahora Lando se veía descolocado y completamente confundido, no entendía a qué se refería Patricio.

—¡Si! ¿Ha sido hoy? Me quedé debiéndote un paseo, supe que habías vuelto a Londres un día después de que estuvimos en el lago por qué ya no soportabas más estar aquí... según lo que... me dijo... ¿Os... car...?—Patricio fue bajando su tono y cambiándolo de uno emocionado a uno interrogante al caer en la cuenta de lo que en realidad había pasado al observar la cara de Lando.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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