Llévame Contigo 🤎

VII

Lando, Oscar y Daniel llegaban a tiempo a la fiesta de fin de verano en The Dance Barn, un conocido salón de baile y bar en la zona. El tío Fernando había decidido visitar a sus viejos amigos Seb y Kimi, quienes más tarde lo llevarían a casa.

El lugar lucía pintoresco, muy al estilo country con duela en la pista y varias parejas bailaban animadas. Lando miraba curioso, definitivamente estaba muy lejos de Londres, y aunque se sentía un poco ansioso estaba decidido a darle una oportunidad a la experiencia.

Los tres tomaron asiento en una mesa cercana a la pista cuando dos chicos rubios se acercaron alegres a saludar a Oscar. Lando se mantenía en silencio analizando la situación.

—¡Hasta que te dejas ver amigo! ¿Te invito un trago?— mencionó el más alto.

—¡Logan que gusto! Gracias, hoy vengo conduciendo.

—Que lástima, justo habíamos pedido una botella de tu bourbon favorito— dijo el segundo chico decepcionado.

—Baja la voz, ¿quieres Mick?— dijo Oscar en tono de regaño al segundo apuntando con sus ojos a Daniel.

—¡Ay por favor Oscar!— respondió Mick conteniendo la risa —¡Dani! Trajimos bourbon, ¿gustas un poco amigo?

—¡Mick! Que gusto, ¡por supuesto!— respondió Daniel alegre aceptando un vaso de los jóvenes amigos de Oscar.

—Sólo.... Llévalo con calma esta vez Daniel, no quiero que mis padres se molesten conmigo como la última vez— dijo Oscar resignado.

—¿Ahora eres su padre?— le preguntó Logan sarcástico a lo que todos rieron.

—¿Qué pasó la última vez?— preguntó Lando curioso, seguro era una buena anécdota.

Los chicos trataron de evadir la pregunta nerviosos cuando Daniel los interrumpió.

—Te lo contarían si pudieran recordarlo— y brindó con Logan quien sonreía sonrojado.

La última vez que los cuatro habían estado en dicho lugar habían llevado la fiesta demasiado lejos, Daniel terminó sin camisa dando un show en el todo mecánico, Oscar se quedó dormido sobre la barra, Logan vomitó en la pista y Mick amaneció en un pueblo a varios kilómetros de distancia. Habían jurado que no volverían a repetir esa noche, pero la fiesta apenas comenzaba y todo podía pasar.

—Tu debes ser Lando, el primo de Oscar, yo soy Logan y el es Mick— se presentó amable Logan.

—Un placer— respondió sonriente Lando, aquellos dos chicos amigos de su primo parecían simpáticos y amables, y aunque le ofrecieron bourbon, Lando prefirió rechazarlo, recordando que por excederse con las fiestas es que había terminado en ese lugar.

Los cinco convivieron cómodamente contando anécdotas de su vida, de la escuela preparatoria donde estudiaron juntos. Aunque Daniel era algo mayor que ellos, siempre se habían llevado de maravilla pero en ese momento algo lo distrajo.

—Amigos voy a la barra, ¿alguien gusta algo?

Los cuatro negaron y siguieron en su conversación.

Daniel esperó paciente metido en sus propios pensamientos cuando una bartender pelirroja le habló:

—Hola guapo, ¿qué te sirvo?

Daniel se perdió en los ojos grises de la chica, quién lo miraba confundida

—¿Todo bien galán?

—Uhm si si, una Miller High Life por favor— ¿pero qué le pasaba? Daniel nunca era tímido y menos con las chicas, pero algo había de especial en esta chica que lo había dejado impresionado.