Capítulo #2

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Primeros Pasos en Corea

El vuelo a Corea fue una mezcla de emociones. Risas, nervios, y las chicas no paraban de sacar fotos y grabar videos para compartir cada momento en sus redes sociales. Arianny, que estaba sentada junto a Maite, no podía dejar de mirar por la ventana, ansiosa por el aterrizaje. Las nubes parecían algodones de azúcar y, mientras más se acercaban a su destino, la ciudad comenzó a asomarse entre los edificios.

–¡Miren! –gritó Paula, señalando hacia abajo. –¡Ahí está Seúl!

La emoción se desbordó y las chicas se levantaron de sus asientos, ignorando las miradas de los demás pasajeros. Las luces de la ciudad brillaban intensamente, creando un paisaje casi mágico.

Dayana, que siempre había sido la más soñadora del grupo, cerró los ojos un momento. –No puedo creer que finalmente estamos aquí.

El avión aterrizó suavemente, y cuando las puertas se abrieron, una oleada de aire fresco y nuevo las recibió. El aeropuerto estaba lleno de gente, y el bullicio de voces en coreano las envolvió. Las chicas intercambiaron miradas emocionadas, y en ese instante, sabían que su aventura estaba a punto de comenzar.

–¡Vamos a explorar! –exclamó Sheyla, con su característico entusiasmo.

Una vez que pasaron por la aduana y recogieron sus maletas, se dirigieron hacia la salida. El primer paso que dieron en Corea fue frente a un enorme cartel de bienvenida, y no pudieron resistirse a sacarse otra foto, llenando sus teléfonos de recuerdos.

–¿Qué tal si encontramos algo de comer? –sugirió Jennifer, sintiendo un cosquilleo en el estómago.

Arianny miró a su alrededor, sorprendida por la cantidad de restaurantes. Todo parecía tan diferente y, al mismo tiempo, tan familiar por las series y la música que habían consumido.

–¡Sí! ¡Comida coreana! –dijo Maite, haciendo un gesto entusiasta.

Mientras caminaban hacia un pequeño restaurante, no podían dejar de reír y comentar sobre lo emocionadas que estaban. Cuando entraron, el aroma de la comida coreana las envolvió, y sus estómagos respondieron con un rugido de hambre.

Se sentaron en una mesa baja, como era típico en muchos restaurantes coreanos. Arianny revisó el menú, tratando de identificar los platos que había visto en los programas de cocina que solía ver.

–¿Qué es esto? –preguntó Pilar, señalando un plato que parecía una montaña de fideos.
–Eso es jajangmyeon. Es muy rico. Lo probé una vez en un video –respondió Arianny, sintiendo que era un momento de orgullo.

Cada una eligió su plato y pronto, la mesa se llenó de una variedad de comida. Risas y conversaciones se entremezclaban con el tintineo de los cubiertos, mientras disfrutaban de la deliciosa comida. La sensación de estar en otro país, compartiendo ese momento juntas, las hacía sentir que todo era posible.

–Chicas, ¿se imaginan si vemos a BTS? –dijo Sheyla mientras saboreaba su bibimbap.
–Sería un sueño –respondió Dayana, mirando a sus amigas. –Deberíamos hacer un plan.

La idea de conocer a sus ídolos se convirtió en el tema de conversación. Cada una compartió su fantasía sobre cómo sería ese encuentro: desde casuales saludos en la calle hasta escenarios más extravagantes como ser invitadas a un concierto.

Una vez que terminaron de comer, decidieron explorar el área. El bullicio de las calles coreanas las envolvía, llenándolas de energía. Las tiendas, los cafés, y el arte urbano que adornaba los muros parecían invitarlas a descubrir más.

Mientras paseaban, se encontraron con una tienda de productos de BTS. El corazón de Arianny se detuvo por un instante.

–¡Miren! –gritó, señalando la tienda.

Las chicas se apresuraron hacia ella, y la emoción era palpable. Dentro, había todo tipo de mercancía: álbumes, ropa, posters, y más. Se dejaron llevar por la euforia, gritando y saltando mientras hacían una ronda de compras.

Arianny no podía creer que estaba rodeada de tantos recuerdos de sus ídolos. Cada artículo que tocaba la hacía sentir más cerca de ellos. Se compró una camiseta que decía "ARMY" y un álbum que llevaba tiempo deseando.

–¡Miren esto! –exclamó Maite, sosteniendo un llavero de Jungkook. –¡Es perfecto!

Mientras estaban en la tienda, notaron que una multitud comenzó a reunirse fuera. Las chicas, curiosas, salieron a ver qué estaba pasando. A medida que se acercaban, el murmullo de voces se intensificaba, y su corazón empezó a latir más rápido.

–¿Qué es eso? –preguntó Paula.
–No lo sé, pero hay mucha gente –respondió Dayana.

De repente, un grupo de fans comenzó a gritar. Arianny sintió una punzada de adrenalina. ¿Podría ser…? Sin pensarlo, todas se unieron a la multitud, intentando ver qué sucedía.

Cuando llegaron al frente, su corazón se detuvo. Allí estaban, en carne y hueso: BTS. La adrenalina y la emoción desbordaron sus cuerpos, y el grito colectivo de los fans resonó en el aire.

–¡Esos son ellos! –gritó Jennifer, señalando con emoción.
–No puedo creerlo… –susurró Arianny, sintiendo que su sueño estaba a punto de hacerse realidad.

Las chicas comenzaron a gritar, y aunque su mente estaba en blanco, sus instintos las llevaron a saltar y bailar. BTS se detuvo a saludar a sus fans, sonriendo y tomando fotos. El tiempo parecía detenerse.

Arianny no podía creer lo que veía. Allí estaba Namjoon, sonriendo y saludando. El mundo a su alrededor se desvaneció. Era como si todo lo que había querido se manifestara frente a sus ojos.

–¡Arianny! –gritó Maite, sacándola de su trance. –¡Tienes que acercarte!

Arianny sintió que su corazón palpitaba con fuerza. ¿Podía hacerlo? Se volvió a ver a sus amigas, quienes la animaban con miradas llenas de entusiasmo. Sin pensarlo dos veces, dio un paso hacia adelante.

La multitud se agolpaba, y antes de que pudiera darse cuenta, estaba allí, justo frente a ellos. Namjoon la miró, y en ese instante, sintió que el mundo se desvanecía. Era como si solo existieran ellos dos.

–¡Hola! –dijo él, su voz suave y cautivadora.
–¡Hola! –respondió Arianny, su voz temblorosa.

Las palabras no parecían suficientes, pero ahí estaba ella, frente a su ídolo, sintiendo que cada segundo contaba. La conexión era indescriptible, y, aunque el momento fue breve, se sintió eterno.

Antes de que pudiera decir algo más, la multitud comenzó a gritar más fuerte, y Namjoon se movió para continuar saludando a los demás. Arianny se quedó allí, con una mezcla de felicidad y asombro, sintiendo que cada latido de su corazón resonaba con el eco de su nombre.

Cuando se unió a sus amigas, aún temblando de emoción, se dieron cuenta de que todas compartían la misma sensación. Estaban en Corea, juntas, y lo mejor estaba aún por venir.

–¿Lo viste? ¡Lo vi! –gritó Dayana, con los ojos brillantes.
–No puedo creer que estemos aquí –dijo Maite, abrazándolas a todas. –Esto es solo el comienzo.

Y mientras el sol se ocultaba detrás de los edificios, las chicas se abrazaron en un grupo, sintiendo que su sueño apenas había comenzado. La aventura en Corea sería mucho más que un viaje; sería un camino lleno de amor, amistad y momentos inolvidables que cambiarían sus vidas para siempre.

Siete destinos un solo amor BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora