Capítulo #5

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Nuevas Experiencias y Desafíos

La mañana siguiente, las chicas despertaron con una energía renovada. Cada una se sentía como si hubiera experimentado algo mágico en el evento de firmas de autógrafos, y su emoción era palpable.

–¡Hoy vamos a hacer un tour por la ciudad! –anunció Arianny mientras se estiraba.
–Sí, y también quiero probar la comida callejera –dijo Paula, sus ojos brillando al pensar en los deliciosos platillos que podrían encontrar.
–No puedo esperar a probar el tteokbokki y el hotteok –agregó Dayana, imaginando el sabor de la comida.

Después de un rápido desayuno en el apartamento, se pusieron ropa cómoda y se prepararon para su aventura. Salieron a las bulliciosas calles de Seúl, riendo y tomando fotos en cada rincón.

Primero, decidieron visitar Myeongdong, un famoso distrito comercial conocido por su vibrante ambiente y deliciosa comida callejera. A medida que paseaban por las coloridas calles, el aroma de los platos coreanos los envolvía y cada una se deleitaba con lo que encontraba.

–¡Miren eso! –gritó Sheyla, señalando un puesto que vendía tteokbokki. Las chicas se lanzaron a comprar varios platillos y se sentaron en una pequeña área para disfrutar de la comida.

–¡Esto está delicioso! –exclamó Jennifer, saboreando cada bocado.
–Definitivamente tenemos que hacerlo más a menudo –dijo Pilar, mientras se limpiaba la boca con una servilleta.

Después de probar varias comidas, decidieron continuar su recorrido y visitar el N Seoul Tower. Las chicas querían subir a la torre para tener una vista panorámica de la ciudad. Al llegar, comenzaron a tomar fotos y se divirtieron tratando de hacer las mejores poses para sus redes sociales.

Mientras subían, la conversación fluía entre risas y anécdotas. Hablaban sobre sus países, sus sueños y cómo se sentían al estar juntas en Corea. Era un momento de conexión que iba más allá de la admiración por BTS; se estaban conociendo más profundamente.

Al llegar a la cima de la torre, las vistas eran impresionantes. Seúl se extendía ante ellas, con edificios altos y colinas verdes en el horizonte. Cada una tomó un momento para contemplar la belleza de la ciudad.

–Este lugar es mágico –dijo Arianny, sintiendo que su corazón se llenaba de gratitud.
–Definitivamente hay que volver a tomar más fotos –sugirió Maite, mientras sacaba su cámara.

Después de disfrutar de la vista, decidieron descender y dirigirse al Han River, donde podrían pasear y relajarse. El ambiente era tranquilo, y las chicas encontraron un lugar perfecto para sentarse y descansar un rato.

Mientras charlaban, Arianny no pudo evitar sentirse un poco nostálgica. Aunque estaban disfrutando de su viaje, también extrañaba a su familia y amigos en la República Dominicana.

–A veces me pregunto cómo estarán todos en casa –confesó.
–Lo entiendo. A veces también pienso en mi familia en Ecuador –dijo Dayana, asintiendo con comprensión.
–Pero este viaje es una oportunidad única, y estamos aquí juntas –agregó Sheyla, sonriendo para animar el ambiente.

Arianny sonrió, agradecida por el apoyo de sus amigas. La conexión que tenían les daba la fuerza para enfrentar cualquier desafío que se presentara.

Al caer la tarde, decidieron visitar un mercado cercano para buscar recuerdos. Al entrar, el bullicio de los vendedores y compradores llenaba el aire, y las chicas se emocionaron al ver una variedad de productos.

–¡Miren esos llaveros de BTS! –gritó Paula, corriendo hacia un puesto.
–¡Y esas camisetas! –exclamó Pilar, señalando un lugar lleno de ropa de estilo coreano.

Mientras exploraban, Arianny se topó con una tienda de artesanías que ofrecía clases de cerámica. Sus ojos se iluminaron al ver los hermosos jarrones y platos, y decidió inscribirse en una clase para el día siguiente.

–¿Alguien más quiere venir? –preguntó.
–¡Yo! Suena divertido –dijo Maite.
–Cuenta conmigo –agregó Dayana, emocionada por la experiencia.

El resto de las chicas se unieron, y después de elegir algunas cosas para llevar a casa, se sintieron satisfechas. Al salir del mercado, se detuvieron en un café para disfrutar de una merienda y revisar sus compras.

Mientras se sentaban en una mesa, las chicas compartieron sus ideas sobre la clase de cerámica.

–Podemos hacer algo especial y regalárselo a los chicos de BTS –sugirió Jennifer.
–¡Eso sería increíble! –exclamó Arianny, emocionada por la posibilidad.
–Sí, tal vez ellos lo aprecien, siendo algo hecho por nosotras –agregó Sheyla.

El ambiente se llenó de risas y creatividad mientras comenzaban a planear lo que harían en la clase. Era un momento de alegría y camaradería que las unía aún más.

Cuando terminó la tarde, decidieron regresar a su apartamento. Al llegar, se sentaron en el sofá, cansadas pero felices por todo lo que habían vivido.

–Mañana será otro gran día –dijo Paula, mientras se acomodaba en el sofá.
–No puedo esperar a ver lo que hacemos en la clase de cerámica –agregó Maite.
–Y estoy segura de que nos divertirnos mucho juntas –dijo Arianny, sonriendo mientras miraba a sus amigas.

Mientras se preparaban para dormir, cada una reflexionó sobre su viaje y las experiencias que compartían. La noche se llenó de sueños, risas y la promesa de más aventuras por venir.

Siete destinos un solo amor BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora