Capítulo #16

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La Verdadera Prueba

La noticia de que alguien estaba siguiendo sus movimientos golpeó a las chicas como un jarro de agua fría. La incertidumbre que hasta ahora había sido una amenaza distante se convirtió en una realidad que las envolvía con fuerza. Mientras la noche se adentraba en la madrugada, las luces de la ciudad proyectaban sombras inquietantes en las paredes del apartamento.

–Tenemos que tomar medidas, y rápido –dijo Taehyung, rompiendo el silencio con su voz grave. Sus ojos, usualmente llenos de una calidez tranquila, estaban tensos y enfocados.

–Pero, ¿qué significa eso? –preguntó Maite, aferrando los bordes de su suéter–. ¿Qué medidas podemos tomar que no empeoren la situación?

Namjoon se adelantó, su presencia imponente captando la atención de todos. –La agencia ya está al tanto de esto y ha reforzado la seguridad en el edificio y en los eventos. Pero no es suficiente si no estamos todos en la misma página. Necesitamos saber qué es lo que ustedes están dispuestas a hacer para protegerse y protegernos.

La sala se llenó de un murmullo nervioso. Jennifer, que había mantenido la calma hasta ahora, no pudo contener más su frustración. –Esto no es solo un problema de seguridad, Namjoon. Esto está afectando nuestra vida, nuestras decisiones y nuestra paz. No podemos fingir que todo sigue igual cuando nos sentimos atrapadas.

Jin, que había estado escuchando atentamente, se acercó a Jennifer. –Lo sé, y no es justo. Pero debemos mantenernos unidos. No voy a dejar que algo les pase.

Dayana miró a Jin con una mezcla de gratitud y preocupación. Sentía que su relación se estaba volviendo un arma de doble filo, un punto de exposición que podría ponerlos en peligro a ambos.

–Si seguimos así, ¿qué tan lejos estamos de tener que decidir entre quedarnos o irnos? –preguntó Pilar, poniendo en palabras lo que todas temían.

El silencio que siguió fue denso, roto solo por un mensaje de texto que llegó al teléfono de Sheyla. Ella lo miró, con el corazón acelerado, y sus ojos se abrieron al leerlo: Esto es solo el comienzo. Si no te vas ahora, todos pagarán el precio.

Sheyla dejó caer el teléfono en la mesa y se llevó una mano a la boca. El ambiente se congeló mientras las demás se acercaban para ver el mensaje. Taehyung lo leyó y su expresión cambió a una mezcla de ira y preocupación.

–Esto es demasiado –dijo Sheyla, con la voz temblorosa–. No podemos ignorarlo más. Esto está llegando a un punto peligroso.

Namjoon asintió con seriedad. –Tenemos que ir a la policía. No podemos tratar esto como un simple rumor. Si hay alguien que realmente está amenazando la seguridad de todos, necesitamos ayuda profesional.

Arianny, que había estado en silencio procesando todo, tomó la mano de Namjoon. –Estoy de acuerdo. No podemos dejar que el miedo nos paralice, pero tampoco podemos ser imprudentes.

Las chicas y los chicos de BTS se organizaron para hacer la denuncia en la estación de policía más cercana. La agencia había enviado un representante para facilitar el proceso y garantizar que la situación se manejara con la mayor discreción posible. Sin embargo, el camino hacia la estación fue un recordatorio constante de su exposición; cada esquina parecía esconder un par de ojos curiosos, y los flashes de los paparazzi se sentían como pequeñas emboscadas.

Cuando llegaron, la policía escuchó sus declaraciones y revisó las pruebas que tenían, incluyendo los mensajes y las fotos. La oficial a cargo, una mujer de mirada dura y expresión profesional, les aseguró que se tomarían medidas inmediatas para investigar el caso.

–Haremos todo lo posible para identificar al responsable –dijo la oficial–. Pero deben estar preparados para más atención mediática. Esto no se mantendrá en secreto por mucho tiempo.

La preocupación se reflejó en los rostros de todos. Sabían que la atención podía empeorar las cosas, pero era un riesgo que tenían que tomar. Al salir de la estación, el grupo se sintió momentáneamente aliviado, aunque la incertidumbre persistía.

De regreso en el apartamento, las chicas se reunieron en la sala, exhaustas pero aliviadas de haber tomado un paso hacia adelante. Namjoon, que había permanecido cerca de Arianny todo el tiempo, se inclinó para susurrarle:

–No importa lo que pase, vamos a superar esto juntos.

Arianny asintió, sintiendo una chispa de esperanza encenderse en medio del miedo. –Sí, juntos.

Mientras tanto, en la otra esquina de la sala, Jungkook se acercó a Maite y la abrazó sin decir una palabra. No necesitaban palabras; el gesto bastaba para transmitir que no la dejaría sola, sin importar lo que sucediera.

Pero justo cuando la calma comenzaba a regresar, la puerta del apartamento sonó con un golpe firme y urgente. Las miradas se cruzaron, y todos supieron que la verdadera prueba estaba a punto de comenzar.

El mensaje que Sheyla recibió dejó a todos en la sala en un estado de shock. La amenaza no solo era real, sino que parecía escalar con cada día que pasaba. Las chicas, que habían llegado a Corea llenas de sueños y promesas, ahora se veían obligadas a considerar el peligro en el que se encontraban y cómo afectaba a quienes más querían.

Namjoon, aún de pie junto a Arianny, apretó los labios con frustración. No podía permitir que las cosas continuaran así, pero tampoco sabía cuál era el siguiente paso correcto. Como líder, siempre había tenido un plan, una respuesta, una salida. Pero ahora, la incertidumbre lo hacía sentir impotente.

–Esto ha ido demasiado lejos –dijo Jungkook, con los puños apretados. Sus ojos buscaron los de Maite, que lo miraba con una mezcla de miedo y esperanza–. No podemos dejar que las amenazas nos controlen. Si lo hacemos, ellos ganan.

Maite dio un paso adelante y tomó la mano de Jungkook. –Pero, ¿y si realmente estamos poniendo a todos en peligro? No quiero ser la razón por la que algo malo les pase a ustedes.

Jungkook negó con la cabeza, su mirada suavizándose. –No eres la razón. Nadie aquí lo es. Esto es más grande que nosotros, pero juntos somos más fuertes de lo que piensan.

Dayana se acercó a Jin, quien no había dejado de observar el teléfono de Sheyla con una expresión sombría. –Jin, no quiero que esto te afecte más de lo que ya lo ha hecho. Si es necesario, puedo regresar a Ecuador hasta que las cosas se calmen…

Antes de que pudiera terminar, Jin tomó sus manos y la miró con una intensidad que pocas veces mostraba. –No. No voy a dejar que te vayas. Si te vas, es como si dejáramos que estas personas nos ganen. Y no estoy dispuesto a perderte por algo que podemos enfrentar juntos.

Sheyla respiró hondo, su corazón todavía golpeando con fuerza. –Entonces, ¿qué hacemos? ¿Nos escondemos y esperamos a que todo pase? ¿O damos la cara y mostramos que no nos rendiremos?

Taehyung, que había estado callado hasta ahora, habló con una voz tranquila pero firme. –Lo primero es asegurarnos de que todas estén protegidas. Hablaremos con la agencia y les pediremos más seguridad. Pero también debemos mostrar que no nos quebramos ante las amenazas. Si actuamos con miedo, ellos seguirán teniendo poder sobre nosotros.

Arianny, que había estado procesando todo, levantó la vista y asintió. –Estamos juntas en esto. No vinimos hasta aquí solo para enfrentar problemas, pero si es lo que nos ha tocado, entonces lo haremos con valentía.

Los chicos intercambiaron miradas, asintiendo uno a uno. Namjoon se acercó a las chicas, con una expresión que denotaba la mezcla de orgullo y determinación. –Lo enfrentaremos juntos. Pero necesitamos estar más unidos que nunca, y eso significa no dejar que el miedo nos separe.

Pilar, que había estado en silencio, sonrió levemente. –Entonces, hagámoslo. No importa lo que venga, mientras estemos juntas y con ustedes, podemos superar lo que sea.

La noche continuó con planes y llamadas a la agencia para reforzar la seguridad, pero había algo más en el aire: un nuevo pacto de amistad y amor que no se rompería fácilmente. Sin importar lo que el futuro les deparara, cada una de las chicas y los chicos de BTS sabían que, al final del día, la única manera de vencer era permanecer juntos.

Siete destinos un solo amor BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora