22. Bahia Blanca I

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Eran las 11:00am cuando con una furgoneta que tenía Rodri salimos rumbo a Bahía, la verdad era un viaje largo, pero estuvimos hablando casi todo y además hicimos varias paradas.

Últimamente había una tensión rara entre nosotros, no como al principio de conocernos si no como cuando nos besamos por primera vez. Y no se cuanto más íbamos a aguantar así, porque la idea de ser amigos cada vez la veo más lejana a lo que yo siento por Rodri.

Paramos en una gasolinera a repostar, y mientras él echaba gasolina yo me metí a la tienda que había a comprar algo para comer ya que aún quedaba una hora de viaje.

Compré unas patatas fritas y unas chuches. Tras repostar nos subimos otra vez y volvimos a la carretera.

—No vos estás enferma, como no te van a gustar las gomitas de limón y naranja— Me dijo Rodrigo. Desde que nos montamos y le dije que las gomitas de Limón, Naranja y Coca Cola no me gustaban no paraba de molestarme con eso.

—Pues porque están muy malas, como te pueden gustar a ti?— Le dije señalándole con el dedo índice mientras metía una sabor fresa en mi boca.

—Y porque no soy un pedazo de pelotudo como vos— Me dijo, yo puse mi mano en mi pecho fingiendo estar dolida por eso.

—No me hables mas— Dije dramáticamente. Rodri rió y siguió atento a la carretera.

Eran las 20:30pm cuando al fin llegamos a Bahía, yo estaba reventada aunque había dormido como 30 minutos en la furgoneta.

Bajamos de esta y agarramos nuestro equipaje del maletero. Yo llevaba una mochila donde iba lo esencial y una pequeña maleta de mano para meter ropa y cosas de aseo.

Rodri llevaba llaves así que simplemente abrió la puerta con estas. Al pasar notamos unos pasos venir hacia nosotros.

—Rodri hijo— Dijo una señora mientras abrazaba a su hijo. Era un pelín más alta que yo, tenía el pelo rubio y unos vaqueros junto a una blusa puesta.

—Hola corazón soy Daisy, vos sos Aurora no?— Me preguntó mientras nos saludábamos.

—Hola encantada si soy yo, pero dígame Rori así me dice todo el mundo— Le contesté y ella asintió.

Estuvimos un rato charlando animadamente en el salón mientras cenábamos una sopa bastante rica que había hecho Daisy.

—Ma deja ya de avergonzarme— Le dijo Rodrigo a su madre. Dado que esta no paraba de contar anécdotas bastante graciosas sobre su hijo.

—Yo una vez me estampé contra una pared con la bicicleta— Dije yo, ya que estaban ahora hablando de accidentes bastante vergonzosos de su hijo.

—Pero vos no frenaste?— Me preguntó Rodri.

—No porque no me acordé e intenté frenar con los pies— Dije yo.

Tras la entretenida charla ya se había hecho tarde así que decidimos irnos a dormir. Nos quedamos en un cuarto donde había un par de camas individuales.

—Está era mi habitación y la de Lucas cuando éramos chicos— Me explicó mientras yo miraba al rededor de esta.

—A mi también me gustaba hacer Skate de pequeña— Le comenté mientras agarraba un pequeño marco de fotos donde estaba él junto a más niños con un skate cada uno.

—¿Posta?— Me preguntó, yo asentí.—Y que eras buena?— Me preguntó.

—Bueno sabía lo básico pero me entretenía y me podía distraer un poco de todo— Le contesté mientras volvía a dejar la foto en su lugar.

Después de eso, yo me fui al baño a cambiarme y ponerme cómoda mientras él se cambiaba en el cuarto.

Mientras él estaba haciendo algo en su portátil yo me encontraba tumbada en la cama de al lado mientras hablaba con Carlos.

—¿Qué te reís?— Me preguntó Rodrigo.

—Nada nada— Le dije mientras seguía escribiendo a Carlos.

—Estas hablando con el boludo de Karchez?— Me preguntó. Yo solté una risita.

—No es un boludo— Le dije mientras me giraba a mirarle, me encantaba cuando se ponía celoso.

—Si que lo es— Dijo mientras él también quitaba la vista del portátil.

—Estas muy mono cuando te pones celoso— Le dije, este me miró ofendido.

—Yo no estoy celoso— Me contestó.

—Lo que tú digas Ezequiel— Le dije, este me saco el dedo del medio. Y yo solté una risita.

—Como te quiero— Le dije mientras me incorporaba para darle un pequeño beso en la mejilla. Noté como este se puso un poco rojo cosa que me causó gracia.

—No me hagas esto flaca— Me dijo.

—El que?— Le pregunté vacilando.

—Vos sabes— Me dijo. Después me volví a tumbar en mi cama y apagué la luz para dormirme ya. Aunque Rodri estuvo un rato más en el portátil.



La tensión va subiendo entre estos dos

Madre mía cada vez queda menos para acabar esta historia, me gustaría decir que cuando termine esta puede que empiece a subir otra💗💗💗

💋

Absurdas casualidades [Rodrigo carreraaa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora