Capitulo 16

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En un lugar sombrío y aislado, apenas iluminado por la débil luz de un solitario foco colgante, se encontraba el Arquitecto, una figura enigmática y llena de secretos. A su alrededor, el ambiente era opresivo, impregnado de una quietud que parecía acentuar el peso de sus pensamientos. El débil resplandor del foco apenas lograba iluminar el espacio, dejando sombras largas y profundas que cubrían el suelo de concreto y las paredes agrietadas.

Sobre una amplia mesa de madera desgastada, descansaban varios planos extendidos, cada uno cubierto de intrincadas líneas y símbolos esotéricos que parecían cambiar bajo su mirada. Con el ceño fruncido y un gesto de concentración inquebrantable, el Arquitecto repasaba cada trazo y cada detalle, como si en cada centímetro de papel se escondiera la clave para su propósito.

Esos planos no eran meras hojas de papel; contenían un conocimiento antiguo, oculto a la mayoría de los mortales, que había sido transmitido a través de generaciones. El Arquitecto, en su obsesión por recuperar el control sobre el poder desbordante de Delxer, había dedicado años a desentrañar los secretos de ese ritual arcano. Ahora, al estudiarlos, sus labios se curvaban en una leve sonrisa de satisfacción, oscura y calculadora.

"Muy pronto, Delxer... esta vez no podrás escapar," murmuró para sí mismo, sus palabras reverberando en el silencio de la habitación. El plan que estaba gestando tenía un único propósito: sellar los poderes de Delxer de una vez por todas, confinándolos en una prisión irrompible que no dejara cabos sueltos.

Mientras sus dedos recorrían las antiguas runas que adornaban los bordes de los planos, su mirada se tornaba más fría y decidida. Sabía que esta vez no podía permitirse ningún error, pues Delxer, incluso sin pleno control de sus poderes, representaba una amenaza para el equilibrio que el Arquitecto deseaba mantener.

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Bajo la luz suave y plateada de una luna llena que dominaba el cielo, Delxer y Lady compartían una velada llena de complicidad y risas. La noche tenía un aire especial; cada palabra y cada sonrisa entre ellos parecía brillar bajo aquel manto de estrellas. Sentados juntos en un rincón apartado y tranquilo, el ambiente era casi hechizante, como si la misma luna estuviera conspirando para acercarlos más.

A medida que la conversación fluía entre bromas y miradas cómplices, se escuchaban sus risas resonar suavemente en la quietud nocturna. Lady, juguetona, inclinaba su rostro hacia Delxer mientras soltaba pequeñas carcajadas, y él, sin poder resistirlo, le devolvía una sonrisa que iluminaba su rostro. Cada tanto, sus manos se rozaban casi por accidente, y esos pequeños contactos electrizaban el ambiente, intensificando la conexión entre ellos.

La luna bañaba sus rostros con una luz sutil, dándoles un brillo casi irreal, como si el mismo cielo los envolviera en una burbuja de intimidad. Entonces, entre una risa y otra, Lady se inclinó suavemente hacia él, sus ojos centelleando con un toque de picardía. Delxer no dudó en responder a ese destello en su mirada, acercándose lentamente hasta que sus labios se rozaron en un beso suave y tentador.

La brisa nocturna soplaba alrededor, envolviéndolos en una sensación de cercanía y calidez, mientras el entorno desaparecía y solo existían ellos dos bajo aquella luna radiante. La mezcla de romance y ese toque juguetón que ambos compartían hacía que la noche se tornara inolvidable, una chispa que marcaría el inicio de algo mucho más profundo entre ambos.

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Era ya bastante tarde cuando Delxer y Lady llegaron al apartamento de ella, envueltos en el suave murmullo de la noche. La calle estaba tranquila, y las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos, dejando que el silencio les diera una bienvenida íntima. Entraron al pequeño y acogedor departamento, y Lady, con una sonrisa divertida, propuso que prepararan la cena juntos.

La oscuridad y La LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora