Mientras Lady dormía, Delxer permaneció cerca, observando cada detalle de su rostro con una intensidad que rara vez se permitía. Su expresión, por primera vez desprovista de la habitual resistencia y firmeza, parecía vulnerable, casi inocente en su descanso. Delxer no apartó su mano, dejándola apenas sobre la de ella, percibiendo el sutil calor que emanaba de su piel y notando cómo incluso en el sueño, sus dedos parecían responder instintivamente a su presencia, relajándose en una entrega involuntaria.
Una idea, sutil y profunda, se filtró en la mente de Delxer: esa misma resistencia que tanto lo intrigaba en ella se había desvanecido en el sueño, y ahora, por primera vez, ella estaba en sus manos de una forma incondicional. Con cada respiración lenta y acompasada, Lady parecía acercarse más, como si incluso en el descanso, estuviera bajo el influjo de su cercanía, enredada en el silencio que él dominaba.
Sus ojos recorrieron el contorno de su rostro, deteniéndose en cada detalle que ella siempre mantenía cuidadosamente controlado. Había algo casi fascinante en verla así, vulnerable, incapaz de resistir, con la fuerza de su espíritu dormida. Sus dedos trazaron un leve roce en su mano, una caricia apenas perceptible que no la despertaría, pero que él sabía que resonaría en lo más profundo de su subconsciente. Era un juego silencioso, un modo de afirmar ese control que tanto disfrutaba, manteniendo la tensión a flor de piel sin que ella tuviera consciencia de ello.
"Dormir... ¿así te rindes al final?" susurró, sus palabras apenas un aliento. La cercanía de su voz, aunque no llegara a despertarla, parecía intensificar el silencio, cargándolo de una tensión silenciosa, latente, que llenaba el espacio entre ambos.
A medida que el tiempo pasaba, Delxer se encontró cada vez más absorbido por esa quietud. Había algo embriagador en la contradicción de la escena: el desafío de Lady, siempre tan firme, ahora se disolvía en una tranquilidad absoluta, pero él no la veía menos intrigante; al contrario, su vulnerabilidad la hacía aún más cautivadora, alimentando una curiosidad silenciosa en él.
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Al dia siguiente
Mientras Lady dormía, Delxer permaneció cerca, observando cada detalle de su rostro con una intensidad que rara vez se permitía. Su expresión, por primera vez desprovista de la habitual resistencia y firmeza, parecía vulnerable, casi inocente en su descanso. Delxer no apartó su mano, dejándola apenas sobre la de ella, percibiendo el sutil calor que emanaba de su piel y notando cómo incluso en el sueño, sus dedos parecían responder instintivamente a su presencia, relajándose en una entrega involuntaria.
Una idea, sutil y profunda, se filtró en la mente de Delxer: esa misma resistencia que tanto lo intrigaba en ella se había desvanecido en el sueño, y ahora, por primera vez, ella estaba en sus manos de una forma incondicional. Con cada respiración lenta y acompasada, Lady parecía acercarse más, como si incluso en el descanso, estuviera bajo el influjo de su cercanía, enredada en el silencio que él dominaba.
Sus ojos recorrieron el contorno de su rostro, deteniéndose en cada detalle que ella siempre mantenía cuidadosamente controlado. Había algo casi fascinante en verla así, vulnerable, incapaz de resistir, con la fuerza de su espíritu dormida. Sus dedos trazaron un leve roce en su mano, una caricia apenas perceptible que no la despertaría, pero que él sabía que resonaría en lo más profundo de su subconsciente. Era un juego silencioso, un modo de afirmar ese control que tanto disfrutaba, manteniendo la tensión a flor de piel sin que ella tuviera consciencia de ello.
"Dormir... ¿así te rindes al final?" susurró, sus palabras apenas un aliento. La cercanía de su voz, aunque no llegara a despertarla, parecía intensificar el silencio, cargándolo de una tensión silenciosa, latente, que llenaba el espacio entre ambos.