Delxer observó a Lady, como si midiera cada uno de sus movimientos y sus reacciones, pero algo en su actitud comenzó a cambiar, apenas perceptible. Se apartó un poco, no lo suficiente como para romper completamente la cercanía, pero sí lo bastante para permitir que ambos pudieran respirar con mayor libertad. Su mirada se volvió menos fija, más calculadora, como si estuviera evaluando a la mujer frente a él, como si de alguna manera ella aún siguiera siendo un misterio, algo que no había terminado de comprender.
"Sabes," dijo Delxer, su tono más relajado ahora, pero aún con un dejo de desafío, "hay algo fascinante en no saber cuándo se romperán los límites. No crees?"
Lady no respondió de inmediato, su mente parecía vagar, atrapada en el juego de silencio y espera. Sabía que Delxer estaba jugando, que las reglas las marcaba él. Y aunque en su interior algo le decía que debía ser más cautelosa, había algo en esa atmósfera cargada que la mantenía cautiva.
Delxer, viendo la falta de respuesta, dio un paso atrás, aunque no demasiado. Mantuvo la distancia, pero no se apartó por completo. La leve sonrisa que cruzó su rostro no era maliciosa, más bien parecía una forma de disfrutar el momento, sabiendo que el poder seguía estando de su lado.
"Supongo que ahora tendrás que pensar un poco más," dijo, su tono sin prisas, mientras sus ojos recorrían el rostro de Lady. "Pero está bien, nadie dijo que esto fuera a ser fácil."
Lady, en silencio, lo miró por un largo momento. Un suspiro suave escapó de sus labios, casi imperceptible. No sabía cómo manejar lo que sentía, ni cómo entender lo que estaba pasando entre ellos. Todo había cambiado de manera tan sutil, tan gradual, que parecía imposible comprender cómo había llegado hasta aquí.
Sin embargo, en ese momento, algo cambió. Aunque las tensiones seguían allí, ya no eran tan intensas. Había una quietud en el aire, como si ambos se tomaran un respiro antes de lo que vendría, sin prisa pero con una sensación de anticipación. La atmósfera parecía más tranquila, menos electrificada, aunque la presencia de Delxer seguía siendo dominante, como una sombra al acecho.
Sin hacer ningún movimiento brusco, Delxer se alejó un paso más, dejando que el espacio entre ambos creara un nuevo tipo de distancia. Lady, aunque aún atrapada en sus pensamientos, sintió que de alguna manera él también la había dejado respirar.
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La atmósfera que los rodeaba parecía cargada de una energía palpable, como si el mundo entero hubiera quedado suspendido en ese único instante. La cercanía entre Delxer y Lady había vuelto a intensificarse, casi sin que ninguno de ellos lo notara. Delxer, que había permanecido un paso atrás por un momento, ahora se encontraba frente a ella, tan cerca que su aliento parecía entrelazarse con el suyo. Sus ojos, fijos el uno en el otro, reflejaban una mezcla de desafío y algo más profundo, algo que ninguno de los dos se atrevía a nombrar.
El espacio entre ellos se redujo lentamente, cada paso que Delxer daba parecía una invitación a cruzar ese límite invisible. Lady, incapaz de apartar la mirada, se sintió inmóvil, atrapada en la fascinación que sus ojos provocaban. Su corazón latía más rápido, el pulso acelerado, pero no sabía si era por el miedo a lo que podría suceder o por el extraño deseo de que algo más ocurriera.
Con una precisión casi insoportable, Delxer levantó una mano y la colocó suavemente en su mejilla, su toque ligero, casi como si esperara una reacción. Sus dedos recorrieron su rostro con suavidad, trazando líneas invisibles a lo largo de su piel, mientras su rostro se acercaba más y más al de ella. Lady sintió la calidez de su presencia envolverla por completo, la tensión creció, y todo lo que existía en ese momento era el susurro de la respiración de ambos.
