Delxer, inmóvil frente a Lady, permitió que el silencio hiciera eco de sus pensamientos. Había algo casi primitivo en su quietud, una tensión soterrada que sólo sus ojos, vagamente encendidos, delataban. Era como si algo en su interior se agitara, aunque con el mismo dominio controlaba cualquier muestra evidente de ello. Observó a Lady con una intensidad que parecía superar la simple satisfacción de su control.
"Interesante, ¿no?" murmuró, sus palabras deslizándose como un susurro bajo. "Estar aquí contigo, en este punto... en este instante tan delicado." Su voz adquirió un matiz más bajo, una cadencia que transmitía una especie de deseo apenas reprimido, como una chispa bajo el agua.
Dio un paso hacia ella, calculado, permitiéndose sólo lo suficiente como para que Lady sintiera la proximidad de su presencia sin que el espacio entre ambos se desvaneciera del todo. Sus ojos parecían escudriñar algo profundo en ella, como si buscara un indicio de que ella percibía lo que él mantenía en el fondo de su mirada.
"Curioso," prosiguió, su voz casi un murmullo, "cómo la cercanía de alguien puede despertar ciertas... inclinaciones." Hizo una pausa, su mirada vagamente desafiante, pero su rostro no traicionaba el subtexto de sus palabras, manteniéndose frío y calculador. Era en sus ojos, en el modo en que su mirada se aferraba a ella, donde se entreveía una tensión más oculta.
Sin embargo, su tono se mantuvo casual, como si la atmósfera de control entre ellos fuera lo único que realmente importara. "Y sin embargo, Lady, no espero que entiendas completamente lo que significas en este instante. Lo que de verdad importa es que, al final, tú misma descubrirás qué lugar ocupas aquí."
La cercanía entre ellos era como una corriente eléctrica, pero en lugar de precipitarse, Delxer parecía disfrutar de extender ese momento indefinido, de estirar la tensión como un acorde sostenido. Lady, aún en su quietud, sintió el peso de esa energía latente que parecía llenarlo todo, una presencia que podía percibir sin tocar.
"Lo que tienes, Lady, es algo más que obediencia," dijo al final, su voz suavizándose apenas, con un toque de algo casi indescifrable. "Algo en ti está a punto de despertar, aunque no sabes cómo, y yo... no tengo prisa en permitirte averiguarlo."
Dicho esto, se apartó, aunque la intensidad de su mirada seguía resonando en el espacio.
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Delxer se quedó un momento en silencio, sosteniendo la mirada de Lady con un brillo en los ojos que, aunque él mismo mantenía bajo control, parecía hacer que el aire se volviera más denso. Había algo en ella que no podía ignorar, un desafío sutil en su inmovilidad, en su silencio absoluto. Esa quietud de Lady, esa sumisión tan perfecta, tenía una cualidad inesperada que parecía desafiarle de una forma que ni ella misma entendía.
Aún con una calma contenida, Delxer se inclinó apenas hacia adelante, acortando la distancia, aunque sin romper la barrera de su autocontrol. Había algo poderoso en la forma en que extendía el momento, dejando que ella sintiera cada segundo, cada pequeño cambio en su expresión.
"Es increíble," murmuró, su voz descendiendo a un tono que parecía arrastrarse como una sombra. "Lo que sucede cuando uno juega con fuego, aunque no tenga intención de quemarse." Su mirada vagó brevemente por el rostro de Lady, su expresión apenas moviéndose, pero había algo en su mirada que delataba una emoción más profunda, algo que no iba a reconocer de forma explícita.
A pesar de la frialdad que él proyectaba, el silencio entre ellos se volvía cada vez más cargado, casi como un vínculo sin palabras que iba creciendo y apoderándose del espacio. Lady sintió cómo cada palabra de él no solo la envolvía, sino que parecía resonar dentro de ella, como si sus pensamientos y sus deseos, antes tan claros, empezaran a mezclarse con lo que él representaba. Era una mezcla inquietante de control y deseo, algo que ella no había experimentado y que, sin embargo, no podía ignorar.