Naruto x Georgina

Capitulo 4

Capítulo 4: Las Primeras Dificultades

Los días posteriores a su cita parecían un sueño para Naruto y Georgina. Entre mensajes y llamadas, ambos se sentían cada vez más conectados, aunque no podían evitar pensar en los desafíos que esto podría traer. Naruto, siendo una estrella del Real Madrid, tenía una vida llena de compromisos, entrenamientos y, sobre todo, el peso de la atención pública. Para Georgina, todo era nuevo; había pasado de una vida tranquila a estar bajo el escrutinio de los medios.

Una tarde, Naruto la invitó a un parque discreto en las afueras de Madrid, donde sabía que podrían hablar sin ser molestados. Cuando Georgina llegó, lo encontró esperándola bajo un árbol, con una expresión que ella no había visto antes: parecía preocupado y distraído.

“Hola, Naruto. ¿Estás bien?” preguntó ella, sentándose a su lado.

Naruto suspiró y le dio una pequeña sonrisa. “Sí, bueno… supongo que sí. Solo… estaba pensando en todo esto, en nosotros, y en cómo se han puesto las cosas.”

Georgina lo miró con atención, esperando que continuara. Naruto tomó aire antes de hablar. “La semana pasada, después del partido, un periodista me hizo preguntas sobre ‘mi vida amorosa’ y mencionó a una chica con la que me habían visto. No sé cómo, pero algunos medios ya están especulando sobre nosotros. Y aunque no he dicho nada, me preocupa lo que esto podría significar para ti.”

Georgina se quedó en silencio, asimilando lo que él decía. Sabía que salir con alguien como Naruto conllevaba ciertos riesgos, pero no esperaba que la atención llegara tan rápido.

“Entiendo que tu vida viene con este tipo de presión, Naruto,” respondió, tomando su mano suavemente. “Quizás me asusta un poco, no te lo voy a negar. Pero estoy aquí porque creo en nosotros. Sé que no será fácil, pero creo que lo vale.”

Naruto sonrió al escucharla. Sabía que Georgina era fuerte y sincera, y su apoyo significaba el mundo para él. Sin embargo, ambos sabían que necesitaban un plan para proteger su relación de la curiosidad del público.

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Las Consecuencias en la Tienda

Unos días después, mientras Georgina trabajaba en la tienda, comenzaron a llegar algunos periodistas y curiosos. Aunque no era algo exagerado, el interés en su vida privada era evidente, y cada vez se sentía más incómoda. Los rumores sobre su relación con Naruto se esparcían, y eso la hacía cuestionarse si realmente podría sobrellevar esa presión.

Su jefe la llamó a la oficina, preocupado por el impacto que toda esta atención podría tener en la tienda. “Georgina, entiendo que esto es algo fuera de tu control, pero… algunos clientes se han quejado de los periodistas afuera. Quiero ayudarte, pero necesito saber si puedes manejar esta situación. No quiero que pierdas tu trabajo por esto.”

Georgina asintió, tratando de mantener la calma. Sabía que no era culpa de Naruto ni de ella, pero la situación era complicada. Al salir de la oficina, sintió una mezcla de frustración y tristeza. ¿Hasta qué punto estaba dispuesta a sacrificar por alguien a quien apenas estaba empezando a conocer?

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La Conversación Decisiva

Esa misma noche, Naruto la llamó y percibió de inmediato que algo no estaba bien. Le pidió que se encontraran en su apartamento, donde podrían hablar sin interrupciones. Georgina llegó y, tras unos minutos de conversación, le explicó lo que había sucedido en la tienda.

“Quizás todo esto es una locura, Naruto,” dijo ella con un suspiro. “Mi vida era tranquila antes de conocerte, y ahora siento que todo se está desmoronando.”

Naruto se sintió culpable; sabía que, de alguna manera, su mundo complicado la estaba afectando. “Lo siento mucho, Georgina. Jamás quise que pasaras por esto. Si lo deseas, podemos mantener las cosas en bajo perfil. Podríamos… tomar un tiempo, si eso ayuda.”

Ella lo miró sorprendida y negó con la cabeza. “No quiero perderte, Naruto. Solo… quiero que encontremos una forma de que esto funcione sin que tu vida afecte tanto la mía. ¿Crees que podamos hacerlo?”

Naruto sonrió, tomando su mano. “Estoy dispuesto a intentarlo, si tú lo estás. Podríamos buscar lugares donde no haya tantas cámaras, o podríamos planear mejor nuestros encuentros. Prometo que no voy a dejar que nada ni nadie arruine esto.”

Ambos se miraron, encontrando consuelo en sus promesas. Sabían que no sería fácil, pero estaban decididos a hacer que su relación funcionara, sin importar las dificultades. En ese momento, comprendieron que cada obstáculo solo los hacía más fuertes.