⚠️No apto para todo público⚠️.
Artemisa.
Hago una pequeña mueca de dolor con mis labios cuando cada paso que doy parece matarme lentamente, entro a la mansión queriendo llegar a mi habitación, acostarme en la cama y dormir por cien años, subo las escaleras a paso lento y perezoso fruncido el ceño cuando no veo a nadie en la sala, caminó por el largo pasillo antes de llegar a la puerta de mi habitación notando que la misma está entreabierta, trago grueso sabiendo que yo no la deje así, volteo mi cabeza viendo las escaleras, me doy media vuelta e intentó retroceder e irme lejos.
Viggo: No tengas miedo, entra.
No.
Ignorando sus palabras caminó rápidamente hacia las escaleras, cuando estoy en el pie de las mismas siento que todo estará bien pero mi huida se ve interrumpida por una mano tomando fuertemente mi brazo, mis ojos se cristalizan cuando soy arrastrada hasta mi habitación, trato de que me suelte pero no lo logró, lanza mi cuerpo a la cama sin importar el daño que me hace, mi cabeza choca contra el cabecero de la cama y una punzada de dolor me atraviesa, toco la zona afectada sintiendo un hilo de sangre bajar por mi frente pero eso parece no importarle.
Viggo: Mira lo que me haces hacer— suelta con desaprobación antes de subir a la cama y sujetar mis manos, las coloca sobre mi cabeza y cierro fuertemente mis ojos cuando su cuerpo se cierne sobre el mío, trato de que la inconsciencia me absorba pero esta no lo hace— mañana tendrás que tapar eso para ir a la universidad— me remuevo bajo su agarre intentando salir, tratando de que me suelte— eres tan hermosa— las lágrimas silenciosas bajan libremente por mis ojos mientras lo siento apretar uno de mis pechos entre sus manos— tan parecida a tu madre.
Sus manos se encargan de arrancar el suéter de mi cuerpo sin importarle que la tela lastime mi sensible piel, su boca maltrata la piel de mi cuello mientras su erección se clava contra mi vientre.
Artemisa: Para por favor...
Mis palabras salen ahogadas debido a las lágrimas que no han dejado de salir de mis ojos, sus acciones no se detienen, parece que mi súplica lo incentiva a seguir e incrementar sus acciones, un sollozo escapa de mis labios cuando una de sus manos se cuela por debajo del leggins mientras su boca baja hasta mis pechos desnudos, grito de dolor cuando uno de sus dedos ingresa en mi interior de forma cruda y descuidada.
Greta: ¿Artemisa?— intentó gritar pero su mano cubriendo mis labios me lo impide, me remuevo desesperadamente pero él no me suelta— ¿Ocurre algo?
El asqueroso ser que se cierne sobre mi cuerpo me regala una mirada de advertencia antes de quitar su mano de mis labios.
Viggo: No hagas una estupidez.
Se aparta de mí y se esconde en el clóset no sin antes hacerme señas de que haga silencio, secó mis lágrimas con manos temblorosas y cubro mi cuerpo con las sábanas.
Greta: Voy a entrar— avisa antes de abrir la puerta e ingresa a la habitación prendiendo la luz, me mira y luego mira los trozos de tela esparcidos por el suelo pero no dice nada, aprieto las sábanas contra mi pecho y me alejo cuando intenta tocarme— ¿Qué hiciste?
Sonrió amargamente y manoteó su mano cuando intenta tocar mi mejilla, ignoro el dolor de mi cuerpo y me levanto de la cama con la sábana aferrada a mi pecho desnudo, camino hacia el baño y antes de cerrar la puerta suelto con amargura.
Artemisa: Cuando salga no los quiero aquí.
Cierro la puerta e ingresó a la ducha con el leggins aún puesto intentando quitar la suciedad de mi cuerpo, estrujo mi piel fuertemente hasta verla rojiza, estrelló mi puño contra los azulejos del baño causando que mis nudillos se abran, la sangre se mezcla con el agua que cae a mis pies pero yo sigo sintiéndome sucia.
Siempre es así.
[*🩸*]
Juego de forma distraída con la ensalada en mi plato, mi vista se pierde en el filo del tenedor mientras que mi cabeza palpita debido al insoportable dolor que me taladra hasta el alma, me sobresalto cuando una mano se coloca frente a mi plato, alzó la mirada notando que Jasper está sentado frente a mi, le regaló una sonrisa que causa una mueca de preocupación en su rostro.
Jasper: ¿Qué pasó?— niego con mi cabeza sabiendo que si intento hablar y negar lo evidente él terminará sabiendo que miento, toma una de mis manos y por acto reflejo mi cuerpo se tensa— ¿Quieres contarme?— niego con mi cabeza bajando la mirada con vergüenza— ¿Un abrazo?
Mis ojos se cristalizan y sin tener la necesidad de responderle él me envuelve entre sus brazos, dejó que las lágrimas salgan de mis ojos sintiendo que el peso se disipa un poco cuando al fin siento apoyo.
Artemisa: Yo... yo...
Mis palabras no son más que balbuceos sin sentido, mi respiración comienza a descontrolarse y mi cuerpo empieza a temblar.
Jasper: Tranquila, estoy aquí— acaricia mi espalda— eres mi mejor amiga, una de las únicas personas que me apoyo en mis peores momentos, lo sabes, ¿Verdad?
Asiento con mi cabeza, con Jasper nos conocemos desde que era una niña, mi mamá y la suya eran amigas de la universidad y querían que sus hijos también fueran amigos, desde temprana edad Jasper tuvo que vivir con el desprecio de su padre y gran parte de su familia debido a su sexualidad, de alguna forma intenté ayudarlo, intenté que los comentarios negativos no le hicieran tanto daño, intenté que sienta apoyo.
Intenté ser útil.
Artemisa: Ya no quiero más, Jas— suelto en un susurro inaudible, las lágrimas bajan como cascada por mis mejillas y doy gracias a Dios que la cafetería se encuentra vacía en estos momentos— ya no aguanto más.
Estoy cansada.
Jasper: Me levantaste hace años, ahora es mi turno— se levanta, alza mi rostro y seca mis lágrimas con sus dedos antes de ofrecerme su mano, lo miró con el ceño fruncido no teniendo ánimos para aguantar mi propio peso— vamos, esto tiene que acabar.
Sus palabras se repiten en mi mente una y otra vez, tomo su mano y él me ayuda a levantarme de la silla, recoge mis cosas y camina conmigo por los pasillos de la universidad hasta pararnos delante de la puerta que ambos sabemos cambiará el rumbo de todo.
Es necesario.
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Alas De Seducción [+21]
Romance"No caigas bajo las alas de seducción de los ángeles de la muerte", se murmuraba por las frías calles de un pequeño pueblo en Rusia. "No te acerques a los ángeles de la muerte, no si quieres seguir respirando", susurros, tras susurros, todos llenos...